La no demasiado espaciosa pero tampoco pequeña sala de prensa del PSOE de Andalucía estaba este lunes 3 a reventar. Imposible lograr acomodo para tantos periodistas que, al olor de la sangre socialista, querían tomar buena nota de las dentelladas que confiaban en que habría de lanzar el secretario de Organización del partido y hombre de confianza de Susana Díaz. Como el Camilo José Cela que contaba que había pasado 14 años en la universidad y había logrado no aprobar nada, que no es lo mismo que no lograr aprobar nada, el Juan Cornejo de este lunes tormentoso ha estado más de media hora de rueda de prensa y ha conseguido no dar ningún titular, que obviamente no es lo mismo que no conseguir dar ningún titular.

De hecho, los socialistas saben muy bien que si algo le ha sobrado a este PSOE en crisis han sido titulares. Y de los que hacen historia. La nueva consigna tras la dolorosa catarsis del sábado 1 de octubre parece ser esa: se acabaron los titulares. Y a eso se aplicó Cornejo, que contestó a todas las preguntas colaterales pero a ninguna de las importantes. Estas últimas no son muchas, pero el periodismo no descansará hasta obtener respuesta: ¿debe abstenerse el Grupo Socialista en la investidura de Rajoy tras la dimisión de Pedro Sánchez?; ¿es partidario el PSOE andaluz de esa abstención?; ¿la pedirá abiertametne en el próximo Comité Federral?; ¿competirá Susana Díaz por la secretaría general del partido?; ¿temen los socialistas unas terceras elecciones?

Palabras y gestos

Con educación y profesionalidad (‘nada personal, muchachos, son solo negocios’), Cornejo eludió dar pista alguna. Alguien que ha salido vivo de un Comité Federal como el del sábado se ha ganado el derecho a no desvelar sus cartas en esta endiablada partida donde el PSOE se juega nada menos que seguir siendo quien ha sido durante más de un siglo en la izquierda española. Aun así, el dirigente gaditano no escapó ileso del cruento Comité: entró en él como reciente no fumador y salió del mismo buscando desesperadamente un pitillo. Como diría el Robert Stack de ‘Aterriza como puedas’, mal día ese 1 de octubre para dejar de fumar. A la vista del calendario orgánico de su partido, la recaída en el tabaco será larga. 

Cuando se enfrenta a los periodistas, el número dos de la nomenclatura socialista andaluza tiene en su contra que se le da mal mentir. Cuando no dice toda la verdad, a poco que te fijes bien se lo notas. Por eso este lunes no valía escucharlo por la radio o leer las reseñas de las agencias: era importante contrastar científicamente si lo que decían sus labios coincidía con lo que mostraban sus gestos. Y no siempre coincidieron. No lo hicieron, por ejemplo, cuando Cornejo simuló venirse arriba y se puso estupendo advirtiendo al PP que mucho cuidado con convocar elecciones porque el PSOE es mucho PSOE y hasta capaz es de –literal– “volver a ganar las elecciones en este país”. Mira cómo tiemblo, debió pensar el PP al leer los teletipos.

La caída del muro

Cuando el dirigente socialista estuvo más sincero y conmovedor fue al hablar de la aciaga jornada del sábado en la calle Ferraz. Habló de “cosas muy dolorosas”, de sentimientos encontrados, de profunda tristeza. Ahí sí decía la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. No en vano él fue uno de los 'encargados de fracasar' en la negociación con el sector oficialista los procedimientos y el orden del día de un cónclave que desde primera hora era una batalla campal.

Pactar las cosas en ese clima no era fácil: la gente de Sánchez había contado y recontado sus apoyos y tenía buenas razones para prever la derrota que habría de producirse pasadas las ocho de la tarde y que un poco después se llevaba por delante al secretario general. La presión incontenible de las aguas críticas había hecho reventar el muro de contención levantado por los zapadores de Ferraz para proteger a Pedro Sánchez. No obstante, el Gran Combate había terminado con un extraño saldo: perdieron los perdedores pero perdieron también los ganadores. Desde luego, el rostro de Cornejo en la rueda de prensa ofrecida en la sede regional del partido no era precisamente el de un hombre eufórico por su victoria.

Un género con mala venta

Aunque se trata de un género informativo que tiene mala venta en estos tiempos, el secretario de Organización de Andalucía intentó, en todo caso, colocar este puñado de mensajes en positivo: “Tras esta crisis, el PSOE resurgirá con más fuerza y más ganas que nunca". “No nos vamos a doblegar ante el PP o Podemos”. "La democracia interna permanece intacta en el PSOE con la gestora". “El PSOE ha tenido otras crisis y ha sabido responder antes que nadie y con mayor fuerza”. "Nadie nos va a dar lecciones de democracia interna o participación". "Vamos a rearmarnos en torno a nuestro proyecto alternativo para derrotar a la derecha”. "Cualquier proceso de elección del líder o la líder del PSOE será con la participación de todos los militantes". “El PP tiene que asumir su responsabilidad tras ganar las elecciones en lugar de estar pensando que unas terceras les puede venir bien".

Solo en una ocasión no pareció controlar Juan Cornejo su flema gaditana. Fue cuando se le preguntó por la insinuación del dirigente del PSC Miquel Iceta de que los diputados catalanes podrían romper la disciplina de voto en el Congreso si el PSOE cambiaba su ‘no’ por la abstención: "Aquí no puede romper la disciplina de grupo ni el PSC ni nadie: la postura del PSOE será la que decida el partido en Comité Federal y nadie puede saltarse la normativa". La sequedad y dureza, tal alejadas de su estilo conciliador, con que el dirigente andaluz respondió a la pregunta eran la involuntaria ilustración de lo difícil que será que socialistas andaluces y socialistas catalanes (o vascos o gallegos…) vuelvan a sintonizar como en los viejos tiempos. Lo dicho: a Cornejo no va serle fácil dejar de fumar en bastante tiempo.