No parece que hubieran llevado semanas exigiéndolo como condición imprescindible para negociar la investidura de Susana Díaz. Ni parece tampoco que el asunto hubiera acaparado múltiples portadas de los medios locales y nacionales durante todo ese tiempo. Ni, por supuesto, que haya sido una de las decisiones más dolorosas y traumáticas en el seno del Partido Socialista en las últimas dos décadas. Los juicios a mitad de camino entre la cicatería y el desdén que ha merecido a los partidos de la oposición la doble renuncia a la actividad política de los expresidentes Manuel Chaves y José Antonio Griñán no han estado a la altura de la trascendencia de la decisión, desencadenada precisamente por la presión de los mismos partidos que ahora la menosprecian. PARTIDO SOCIALISTA: LA SEÑAL Salvo el portavoz del PSOE en el Parlamento andaluz, Mario Jiménez, que convocó de urgencia este sábado a los medios para trasladar a la opinión pública la "lección de ética y compromiso" de los expresidentes, las demás fuerzas políticas se han mostrado, aunque en distinto grado, reacias a reconocer la relevancia y excepcionalidad del gesto. El PSOE andaluz, como por lo demás cabía esperar, sí lo tenía claro. En estos términos, algo hiperbólicos, lo explicaba Jiménez: "Creemos que Chaves y Griñán mandan una señal muy potente de cómo hay que estar en política y también cuando llega el momento de asumir responsabilidad. Esta señal va a marcar un antes y después en la política tanto de Andalucía como en toda España". PODEMOS: EL TANTO Y si los socialistas tiraban por lo alto, el Partido Popular, Podemos, Ciudadanos e Izquierda Unida tiraban por lo bajo. Muy por lo bajo. Aunque el que menos lo hacía era, ciertamente, Podemos, cuyo secretario general, Pablo Iglesias, celebraba que "manteniéndonos firmes ha sido posible la renuncia" de los expresidentes. Se apuntaba así un tanto en el marcador de Podemos. Y lo mismo el secretario político y 'número dos' de Podemos, Íñigo Errejón, quien se felicitaba de que Griñán diera “un paso atrás asumiendo su responsabilidad"; ahora "esperamos la de Chaves", añadía Errejón antes de conocerse que este iba a anunciar su despedida de la vida política. También en Twitter, el secretario de Organización de la formación 'morada', Sergio Pascual, admitía que "Chaves y Griñán comienzan a asumir responsabilidades", mientras que la secretaria general, Teresa Rodríguez, incidía en lo mismo pero rebajando el alcance de las renuncias al calificarlas de "acto simbólico de retirada diferida". CIUDADANOS: EL ESCRITO Mucho más desdeñoso se mostraba el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, que este sábado exigía al PSOE andaluz que la marcha de los dos expresidentes quedara plasmada “por escrito” porque "no basta con palabrería". Lo explicaba así: "Griñán, que está imputado en el caso de los ERE, no puede ser senador autonómico. Y no me vale solo con que lo diga, sino que debe constar en cualquier acuerdo al que se pueda llegar. Y en el caso de Chaves, lo mismo". Rivera puntualizaba también que las dimisiones eran solo un "paso previo" para sentarse a hablar en Andalucía con el PSOE. PARTIDO POPULAR: EL MONUMENTO Por su parte, el presidente del PP, Juan Manuel Moreno, reclamaba a la presidenta de la Junta en funciones y secretaria general del PSOE, Susana Díaz, que "se deje de juegos, sea clara" y pida "ya, de hoy para mañana", la dimisión de los dos expresidentes andaluces. Moreno quería más. En su opinión los medios han publicado que Chaves y Griñán "se van", pero "parece que se van por la puerta grande" y que su partido "no los ha echado". Y remataba su argumentación con involuntaria mezquindad: "Lo que falta es que tengamos que hacerles un monumento por irse". IZQUIERDA UNIDA: LA DISPLICENCIA Finalmente, el coordinador general de IULV-CA, Antonio Maíllo, se mostraba más bien displicente en el reconocimiento del valor político de la renuncia. El líder de la federación se quejaba de que los "problemas de Andalucía" se "circunscriban" a la "retirada de la vida política de quienes ya han estado 'de facto' retirados, aunque nominalmente estuvieran en el Congreso", y ya no están "en la arena política, en la primera línea". En esa línea, subrayó que "determinados partidos" han planteado condiciones para un hipotético apoyo a la investidura de la socialista Susana Díaz que vinculan a "personas que ya no están en la primera línea de la política", cuando "los problemas de Andalucía tienen muchas más líneas rojas". Sin embargo, en febrero pasado Antonio Maíllo decía que los cinco imputados en el caso de los ERE citados por el Tribunal Supremo deberían dejar sus escaños y consideraba que el hecho de que no lo hicieran demostraba que la palabra de la presidenta andaluza "no vale nada".