Partido Popular y Ciudadanos, por una parte, y Vox, por otra, siguen disparando con balas de fogueo que no se convertirán en fuego real al menos hasta que comience la negociación de los Presupuestos, cuya entrada en el Parlamento andaluz está prevista para el próximo día 31.

El ya familiar intercambio de disparos que hacen ruido pero no hieren registró ayer un nuevo episodio donde el primero en abrir el 'fuego amigo' fue el vicepresidente de la Junta y líder de Ciudadanos, Juan Marín, que en un acto de la Cadena SER en Sevilla adelantó que en las cuentas que el Gobierno envíe la semana que viene a la Cámara “habrá mas recursos para violencia de género”.

Vox aprieta pero no ahoga

Las palabras de Marín sonaron como un desafío a Vox, que no quiere que la Junta de Andalucía destine dinero a apuntalar lo que ellos denominan ‘ideología de género’, ni tampoco al capítulo de memoria histórica.

El partido ultra viene repitiendo que no aprobará unos Presupuestos que contengan partidas para igualdad ni memoria, pero sus advertencias no han sido lo suficientemente inequívocas ni tajantes como para haber sido tomadas en serio por el Gobierno andaluz.

Su presidente, Juanma Moreno, enviaba ayer a Vox desde Antena 3 el mensaje de que debería actuar responsablemente y no caer en “chantaje ni postureos ni posiciones egoístas”, ya que poner en peligro “el cambio reformista” que se está produciendo en Andalucía puede tener “un coste electoral gravísimo en Andalucía y en el conjunto de España”.

En la misma línea pero entrando en más detalles se pronunciaba el vicepresidente Marín: “Vox tiene 12 escaños y tendrá que decidir, pero no habrá ni un paso atrás. Lo acabo de decir: hay 91 personas más que van a prestar sus servicios en las Unidades de Violencia de Género, y hay dos unidades más de las que había, y además hay más recursos para luchar contra esa lacra que vemos cada día”.

Tranquilidad en el Gobierno

No se hizo esperar la respuesta del partido de extrema derecha, una calificación ideológica, por cierto, que el Gobierno andaluz jamás utiliza, como tampoco lo ha hecho el PP después de que su líder Pablo Casado la utilizara sopresivamente hace unas semanas.

El portavoz del grupo parlamentario, Alejandro Hernández, respondía así en su cuenta de Twitter: “@JuanMarin_Cs antepone sus ambiciones personales al interés de los andaluces. Después de que @vox_es evidenciara la falta de rigor y profesionalidad de los chiringuitos ideológicos, el de Sanlúcar pretende seguir inyectándoles dinero. Siga así Sr. Marín, siga así...”.

En todo caso, en el PP y en Ciudadanos se muestran bastante tranquilos sobre el desenvolvimiento de las inminentes negociaciones presupuestaria con Vox. Sin citas electorales en un horizonte a medio plazo, el Gobierno andaluz tiene margen para hacer concesiones a la formación ultra sin temor a un castigo en las urnas.

Esperando al 26-M

A su vez, tras las elecciones generales del pasado día 28 Vox ha visto una clara desaceleración de su trayectoria ascendente y la mengua de su influencia institucional. Ello debilita su posición en el tablero general de la política española, aunque para ver cómo queda definitivamente dicha posición habrá que esperar a las elecciones locales, autonómicas y europeas de este domingo.

Si sucede en ellas como en Andalucía el 2 de diciembre y Vox se convierte en pieza clave para desalojar a la izquierda en ayuntamientos y comunidades importantes, es probable que los ultras se sientan tentados a subir su apuesta elevando significativamente el precio de sus votos.

Al ser la primera vez que han sido decisivos para formar gobierno, Andalucía tiene para Vox mucho de prueba de ensayo y error: de momento, han optado más por hacer ruido que por recolectar nueces. Tras el 26-M deberán decidir si es la estrategia más beneficiosa para sus intereses o si ha llegado el momento de la cosecha.