Hace casi dos años, este país vivió una moción de censura, y poco después unas elecciones. Y en aquel tiempo, un joven líder se hizo con el puesto más alto en el Partido Popular, Pablo Casado Blanco.
Tras las primeras elecciones a las que se presentó, que ganó el PSOE, como todas las subsiguientes, yo escribí unas notas, un esbozo de artículo que nunca llegué a terminar y en el que vertía, con mucha mala baba, mi indignación hacia el jefe nacional del PP que no paraba de vociferar una y otra vez aquello de que el presidente Pedro Sánchez era ilegítimo. ¿Lo recuerdan? Yo no lo olvido.
De ese artículo he decidido tomar este párrafo que a continuación les cito. Recuerden el contexto, hace más de año y medio de esto: "Que el líder de uno de los grandes partidos de la oposición califique de ilegítimo a su presidente a sabiendas de que nunca pondrá denuncia en tribunal de justicia alguno es irresponsable. Un insulto a todos los ciudadanos, incluso a los que apoyan al PP, pues Señor Casado, sus palabras son mentira, y cada vez que dice eso de que Sánchez es ilegítimo presidente, ya deja claro que prefiere construir su discurso sobre una mentira que ser una oposición decente, engañando primero a los suyos, que le escuchan, y luego al resto de ciudadanos, a los que insulta. Sus palabras son una vergüenza. Tolera tan poco la alternancia de gobierno que todo gobernante que no sea de los suyos es ilegítimo. Una actitud carente de toda autocrítica."
En aquel momento esto ya era un ejemplo de deslealtad, no para con el gobierno, sino para con los propios ciudadanos españoles. TODOS los españoles. España como se suele decir. La Patria. Y ahora, durante la mayor crisis que hemos vivido nunca, y que confiemos no tengamos que volver a vivir jamás, en este justo momento, Pablo Casado, y una mayoría de la oposición conservadora, están más de campaña que antes. Están tensionando en el momento más difícil, cuando deberían demostrar que están a la altura de las circunstancias y no sembrando desconfianza. Cuando deberían ejercer su responsabilidad de calmar el ánimo de los suyos, para hacer más llevadero el trance que nos supone a todos este confinamiento.
Estamos más vulnerables que nunca y se comportan como carroñeros, cuando este problemón es de todos. Pero tienen ínfulas de capitán y no llegan ni a grumete. Ven en esta desgracia una oportunidad para el más "espabilao". Políticos sin escrúpulos que no respetan ningún límite. Por desgracia, su ejemplo está siendo seguido por muchos españoles que difunden mentiras, como la falsa grabación del juez Calatayud que tan alegremente está circulando y que él mismo ha denunciado a la policía. Pero les da igual, porque, para ellos,peor que esta crisis, es este gobierno, y eso es lo único que les importa.
La intervención parlamentaria del pasado miércoles por parte del jefe nacional popular, más preocupado por señalar al feminismo como foco de infección y presentando tres propuestas irrelevantes para combatir la actual crisis, son otro ejemplo lamentable de que, claramente, Pablo Casado tiene un concepto muy torcido de lo que es la lealtad, y de lo que es necesario hacer. Sí, me resulta insoportable SU deslealtad.
ElPlural Andalucía