Pedro Sánchez y los suyos están teniendo serias dificultades para gestionar de modo coherente el mantra con el que el secretario general ganó las primarias de 2017 y del que presume en su libro ‘Manual de resistencia’: “Los verdaderos propietarios del partido son los militantes”.

El no precisamente sanchista número dos del PSOE de Sevilla, José Muñoz, se lo recordaba ayer a sus compañeros de Ferraz, abanderados de una soberanía de las bases que quizá ya no lo es tanto: “En el PSOE decide la militancia”.

Incendios locales

La resistencia de la militancia sevillana a aceptar los nombres que quiere imponer Ferraz no cabe atribuirla en exclusiva a las profundas –en realidad, insalvables– diferencias orgánicas y políticas entre Pedro Sánchez y Susana Díaz a cuenta de la humillante derrota de ésta en las primarias.

En verdad, lo que alguien ha llamado algo taimadamente el despotismo ilustrado de Sánchez –todo para la militancia pero sin la militancia– ha encontrado fuertes resistencias en provincias donde afiliados y dirigentes locales no ven con buenos ojos la imposición de nombres que pretende Ferraz: Ávila, Valladolid, Guadalajara, Alicante, León, Cádiz, Zamora…

Pradas, campeón

Los datos –provisionales y con el 50 por ciento del escrutinio– dados a conocer al filo de esta medianoche por la dirección regional sobre la votación en las 116 asambleas locales de la provincia de Sevilla dejan claro que la militancia sigue siendo mayoritariamente susanista.

El diputado Antonio Pradas, cabeza de lista en 2015 y 2016 por Sevilla y persona de confianza de la secretaria regional, fue quien obtuvo el mayor número de apoyos.

El sanchista de primera hora y delegado del Gobierno Alfonso Rodríguez Gómez de Celis quedó en la posición número once en votos conseguidos, mientras que la ministra María Jesús Montero logró el puesto diez.

De haber habido un consenso previo para presentar una candidatura unitaria en las distintas agrupaciones, se habría evitado esta contabilidad de votos que, a la postre, resulta tan embarazosa para Ferraz.

Fuentes de la mayoría andaluza aseguran ni la dirección regional ni la sevillana han puesto nunca en cuestión que Montero atesora méritos suficientes para encabezar la candidatura al Congreso por la provincia. Y lo mismo piensan de Gómez de Celis, aunque su nombre suscite en el oficialismo más recelos orgánicos que el de Montero.

El caso Salazar

La discusión no es sin ambos deben ocupar puestos de salida, sino cuáles deben ser los otros dos nombres que completen el cuarteto que con toda seguridad saldrá elegido si el PSOE repite los resultados de 2016.

Aun así, desde el sanchismo se sugiere que el 28-A los socialistas regresarán a su media histórica ampliando incluso a seis los cinco diputados logrados en 2015 (y rebajados a cuatro en 2016).

El nombre que está suscitando mayores problemas de encaje es el de Francisco Salazar, exalcalde de la localidad sevillana de Montellano, miembro de la Ejecutiva Federal y persona cercana al presidente y al alcalde de Dos Hermanas, ‘Quico’ Toscano, histórico del partido y uno de los puntales del sanchismo andaluz.

Los de Sánchez quieren que Montero, Celis y Salazar ocupen tres de los cuatro primeros puestos, lo que desplazaría como mínimo a un sexto lugar a Pradas, ya que las listas cremallera obligan a que si, por ejemplo, Salazar ocupa el puesto cuatro, el quinto sea, al igual que el tercero, para una mujer.

“Lo mío es mío, y lo tuyo…”

Desde el lado sanchista no niegan esa pretensión de ocupar tres los cuatro puestos con elección segura en Sevilla, pero recuerdan en declaraciones a El Plural que “siempre se nos trasladó que dejáramos hacer las listas autonómicas, que después haríamos estas sin problema. Engaño. Lo mío es mío y lo tuyo también”.

Las mismas fuentes recalcan que Ferraz “tiene la indicación de que todos sus ministros, apoyaran a Pedro o Susana, como es el caso de Montero, y todos los miembros de la Ejecutiva Federal estén en el Congreso, como siempre ha sido”.

También añaden con un punto de malicia que en anteriores elecciones “Pradas fue número uno no por su trascendencia social y electoral sino por que era el cargo orgánico más alto que tenía la provincia de Sevilla”.

El prefijo ex

La pugna de Sevilla es particularmente elocuente por el volumen de militantes y el pedigrí orgánico de la agrupación provincial, a lo que hay que sumar el hecho crucial de ser la cuna de la secretaria regional y expresidenta de la Junta.

Y es que sin el prefijo ex antepuesto a la palabra presidenta no cabe entender lo que está sucediendo: la pérdida de la Junta ha debilitado mucho a Susana Díaz, cuyo liderazgo todavía no es discutido por las bases andaluzas del partido, pero en el cual comienzan a detectarse deserciones significativas, como la del diputado por Sevilla Antonio Gutiérrez Limones.

Además de Montero por Sevilla, la idea de Ferraz es que el ministro de Agricultura Luis Planas encabece la lista de Córdoba, el de Cultura José Guirao la de Almería y el de Interior Fernando Grande-Marlaska la de Cádiz. Aunque nadie pone en cuestión su idoneidad política, este último nombre es que suscita más reservas en la agrupación provincial porque ni siquiera es militante del PSOE y su vinculación con Cádiz es poco significativa.