Mal comienza la semana para Ciudadanos y no mucho mejor para el Gobierno andaluz que el partido naranja comparte con el PP. Las brutales afirmaciones del presidente del grupo parlamentario de Vox, Francisco Serrano, a raíz de la condena por violación de los miembros de la Manada, no han merecido hasta ahora condena alguna por parte del ningún miembro del Gobierno autonómico.

Tampoco PP ni Ciudadanos, como partidos, han dicho ni una palabra de reproche al juez condenado en su día por prevaricación y que hoy compagina su trabajo como diputado con el de su bufete de derecho de familia.

Tanto el PSOE como Podemos han sido muy críticos con las palabras de Serrano –“la sentencia es gravísima y altera todas las garantías constitucionales (…) hasta un gatillazo o no haber estado a la altura de lo esperado por la mujer, podría terminar con el impotente en prisión”– y han exigido a los dos partidos del Gobierno que se pronuncien sobre quien fuera cabeza de lista de su socio de investidura.

Para responsable de la Secretaría Política y de Comunicación de Podemos Andalucía, Pablo Pérez Ganfornina, el silencio del Ejecutivo andaluz "es deleznable" pues "de señalar a Vox pasa a callar o a aplaudir”. Particularmente duro ha sido Ganfornina con Ciudadanos: "Decía que venía a regenerar la vida pública y no es capaz de regenerar ni a la derecha".

En realidad, ya Vox desautorizó a Serrano al desmentir que sus opiniones fueran las del partido. En su rectificación, Vox reiteró su respeto a la sentencia del Tribunal Supremo, que Serrano atribuía a las presiones del feminismo e interpretaba como “un torpedo directo contra la heterosexualidad y contra las relaciones libres entre hombres y mujeres”.