O como si nos los hubieran dado… porque nos enorgullece que el Goya al mejor actor de reparto haya sido para Alberto San Juan, gran persona y mejor actor, que ha colaborado con nuestra editorial en esa magnífica edición de Nueva York en un poeta, título que hace referencia a la conferencia que García Lorca realizara a su vuelta de Nueva York, pero en esta edición hemos hecho un combinación muy curiosa, al juntar la conferencia con el poemario (donde incluimos Crucifixión y otros poemas últimos).

El libro fue posible gracias a su espectáculo, con el mismo nombre de Nueva York en un poeta, que se  programara en Conil en el verano de las  primeras oleadas pandémicas, el innombrable 2020. Una actuación impresionante, llena de matices y aristas, con poemas y mucha música… la compañía de la llamada Banda Obrera, un conjunto musical de jazz con grandes intérpretes, veteranos y con estilo. Que Alberto San Juan, solidario y mejor actor, haya conseguido otro Goya en su carrera, nos devuelve la esperanza de que a lo mejor no siempre ganan los malos… o por lo menos alguna vez ganan los que se lo merecen.

En el prólogo, Alberto San Juan rescata al García Lorca en su estado natural:

“Un sistema económico cruel al que pronto habrá que cortarle el cuello”. Así se refería Federico García Lorca al capitalismo en una conferencia recital que dio en 1930 en la Residencia de Señoritas de Madrid (*). Allí presentó su libro Poeta en Nueva York y contó sus “impresiones líricas” tras un año de vida en aquella ciudad donde fue testigo directo del Crack del 29, la mayor crisis global de la sociedad capitalista previa a la que estalló en 2008 y en la que hoy seguimos atrapados.” Y eso además lo traslada a los escenarios”.

En este verano del 2021 ya tenemos una gira andaluza en marcha de Alberto San Juan y la Banda Obrera: Chiclana, Zahara de los Atunes, Casares… Y avisamos a navegantes: todavía podemos recalar en muchos más puertos.

Y por si fuera poco, este Goya tan honroso y noble, va y este año nos cae otro Goya. Pero en este segundo caso hay que tomárselo de otra manera. Acabamos de cerrar el acuerdo editorial con los herederos de Fernando Fernán Gómez y vamos a publicar, a mi parecer, una  de sus mejores y más interesantes novelas: La Puerta del Sol.

Ya el año pasado comenzó el homenaje del centenario de Luis García Berlanga, y de hecho la RAE admitió el término “berlanguiano” como anticipo de la efeméride que este año. Pues este año también es el centenario de Fernando Fernán Gómez. No hay mucho programado, de momento, y pocas veces se nombra su centenario, salvo una entrevista reciente de José Luis Garci que bien lo quiso recordar. Por eso el esfuerzo de nuestra editorial merece la pena, por traer a la actualidad a un actor, dramaturgo, cineasta, académico de la lengua, cómico de legua… Un hombre de una talla humana y un sentido del trabajo y de la cultura que ya no se prodiga en muchos escenarios.

La Puerta del Sol es el Premio Goya que nos ha caído este año. Directamente del cielo de las estrellas. La novela se presentó en noviembre de 1993 en un restaurante madrileño, y el presentador fue Francisco Umbral (del quien por cierto se ha estrenado un documental sobre su vida y obra). Umbral lo calificó como “el folletín más importante de toda la novela española de este género. Consigue que el narrador desaparezca. La novela recrea los años del auge del anarquismo y de las huelgas de clase, pero Fernando Fernán-Gómez ha logrado no opinar, cosa que no consiguió ni Galdós".

También en la crónica de El País recogida por Amelia Castilla, se relata: “El autor no incurre en la ingenuidad de contar su moraleja; dentro de la novela se le encuentra, según Umbral, en las citas previas, especialmente en la de Jorge Luis Borges -"Creo que con el tiempo, mereceremos que no haya gobiernos"- y en la de Bertrand Russell: "Cuando no se tema la pobreza, el deseo codicioso de posesión, no estará tan extendido".

Fernando Fernán Gómez, en su casa, en una urbanización en las afueras de Madrid, donde pasó sus años junto a su compañera Emma Cohen, los premios Goya que tenía estaban tuneados, es decir, decorados al gusto de su propietario. Al igual que los ositos de la Berlinale andaban un poco a su aire por la casa, así de manera festiva y divertida. Magnífica imagen del que vive siempre mirando hacia adelante, disfrutando de la vida, de su jardín de rosas… un Fernando Fernán Gómez que esperemos que en su centenario sea difundido, estudiado y disfrutado… y así supere la imbecilidad supina de todos aquellos que cuando escuchan a hablar de él dicen: ¡Váyanse a la mierda!

(*) Joaquín Recio es escritor y coordinador de la cooperativa editorial Atrapasueños.