Ahora o nunca, aunque todo indica que va a ser ahora. La presidenta de la Junta en funciones, Susana Díaz, mantendrá el lunes y martes una nueva ronda de contactos con los cuatro grupos de la oposición del Parlamento andaluz para lograr su investidura, bloqueada dos meses y medio después de haberse celebrado las elecciones autonómicas donde el PSOE logró 47 diputados, ocho menos de la mayoría absoluta. Fuentes cercanas a la presidenta dijeron a este periódico que este es el último intento: “Si no hay acuerdo, iremos a nuevas elecciones”. No obstante, las fuentes se mostraron confiadas en que esta vez las reuniones den fruto y Díaz pueda renovar su investidura la semana que viene. Otras fuentes de solvencia consultadas por Andalucesdiario daban casi por hecho que Díaz sería investida antes de la constitución de los ayuntamientos, prevista para el sábado 13 de junio. Aunque las informaciones iniciales indicaban que Díaz había elegido para su primera cita al líder de Ciudadanos, Juan Marín, finalmente se reunirá con los grupos de mayor a menor: el lunes con el Partido Popular y con Podemos y el martes con Ciudadanos e Izquierda Unida. La presidenta en funciones vuelve a intentarlo de nuevo, pero esta vez implicándose personalmente en las negociaciones. CIUDADANOS GIRA SU LLAVE Ciudadanos es sin duda la opción más verosímil de acuerdo, aunque el PSOE necesitaría que votara afirmativamente, ya que la abstención no sería suficiente si los demás grupos siguieran votando en contra. El mayor escollo para un acuerdo con C's era su exigencia por escrito de que el expresidente Manuel Chaves abandonara su escaño de diputado por su imputación provisional en el caso de los ERE. No obstante, este viernes Marín ha matizado su exigencia: ahora bastará con que Susana Díaz garantice "por escrito" que ella misma le pedirá el acta de diputado a Chaves si el Supremo confirma su imputación, aunque él entiende que "no ha habido ninguna rebaja" en sus peticiones.  "Si aceptan todas nuestras medidas, diremos que sí a la investidura de Susana Díaz", ha afirmado Marín. Así pues, la llave de Ciudadanos gira significativamente a favor del desbloqueo. El principal escollo de Ciudadanos queda así salvado en lo esencial, ya que Díaz se ha comprometido públicamente a reclamar su dimisión como parlamentario si el expresidente resulta imputado por algún delito y, por tanto, el instructor del Supremo eleva al Congreso de los Diputados el correspondiente suplicatorio para que la Cámara autorice la apertura de juicio oral. No obstante, estaría por perfilar la formulación exacta de ese compromiso por escrito, ya que el PSOE siempre se ha negado a criminalizar políticamente a personas concretas, y mucho menos a Chaves, un hombre muy querido en el partido. Hasta ahora Ciudadanos no ha querido facilitar en solitario la investidura de Díaz. Pero eso fue antes de las municipales y autonómicas del 24 de mayo. Ahora, Ciudadanos ya tiene "casi cerrada" con el PP la investidura de sus alcaldes en Málaga, Almería y Granda y podría pactar en una comunidad tan emblemática como Madrid, movimientos que a su vez podría compensar limpiamente pactando con el PSOE en Andalucía, lo cual le permitiría mantener la posición de centralidad en el tablero político que con tanto celo quiere salvaguardar su líder Albert Rivera. LOS OTROS Más difícil está para Díaz conseguir el consentimiento del PP. Aunque la simple abstención de sus 33 diputados facilitaría la investidura de Díaz, el PP no se ha bajado de su posición de partida: que el PSOE deje que gobierne la lista más votada en los ayuntamientos. Los socialistas rechazan de plano esta idea porque les cerraría el camino para llegar a acuerdos con otros grupos de la izquierda y desalojar así al PP de importantes alcaldías andaluzas. En cuanto a Podemos, en principio no piensa modificar ninguna de sus dos exigencias para la investidura: reducción drástica de altos cargos y asesores y cancelación de las cuentas con los bancos que desahucien a familias sin alternativa. Esta última condición es la más complicada de satisfacer, y mucho más después de que ninguna otra dirección territorial de Podemos la haya incluido como condición para pactar con otros partidos, debilitando así el argumento de Rodríguez y los suyos según el cual su aplicación era una mera cuestión de voluntad política sin mayores contraindicaciones jurídicas ni financieras. Pero también queda Izquierda Unida. Sus votos no son aritméticamente decisivos, pero tienen un gran valor político para los socialistas, que preferirían una investidura respaldada simultáneamente por su derecha (Ciudadanos) y por su izquierda (Podemos o IU). ¿Logrará Díaz arrancarle al líder de IU, Antonio Maíllo, una abstención o un voto favorable? Parece muy difícil por no decir imposible, ya que Maíllo ha venido siendo extremadamente crítico con el adelanto electoral de Díaz. Pero en política todo es posible: si la actualmente muy debilitada IU consigue arrancar algún compromiso a la presidenta que sitúe de nuevo a la coalición en primera línea del tablero de juego, tal vez le interese facilitar su investidura y distanciares así del 'radicalismo' de Podemos al oponerse a ella.