Hace unos meses llegaron noticias de un virus contagioso, desconocido, que estaba matando muchas personas en China. Desde la OMS se dió la voz de alarma y China enseguida reaccionó pensando en las consecuencias nacionales y mundiales. Aquí se hacían muchos chistes antes y durante el Carnaval sobre la gran eficacia de los chinos en hacer un hospital en diez días. El verdadero chiste fue que cuando a finales de enero se dió el primer caso en territorio español y cuando quisimos reaccionar ante esto quizás ya era algo tarde y al poco tiempo en febrero ya se comenzó a complicar la cosa. Recientemente nos hemos enterado que en ese mes  habían muerto nuestros mayores en una residencia en Galicia, y aún siguen siendo a día de  hoy las residencias curiosamente focos de contagio y símbolo del desastre sobre el cuidado de las personas. Hoy el coronavirus es un tema que nos está jodiendo la vida a todo el mundo.

En Europa se contagian cada día centenares de personas, y el número de muertos en Italia ya van por más de 6.000 y España acaba de superar los 4.400, superando el número de muertos en la propia China, origen de la pandemia. Parece un chiste, pensar en el porcentaje que daría el contagio en España comparado con el contagio en China, con esa población tan enorme. Un chiste de mierda.

Se hablaba del virus covid-19 como del Lejano Oriente, como si China no estuviera literalmente conectada con el Planeta entero. Durante semanas los medios de comunicación españoles tuvieron diferentes fases como si de un duelo se tratara: negación, ira, depresión y aceptación.

Hay gran responsabilidad en todo esto de todo el mundo, aquí no se escapa nadie del marrón, por decirlo de una manera más coloquial. La responsabilidad de los Gobiernos está clara, en cuanto que manejan la situación cada uno a su albedrío sin pensar en una estrategia global. Los medios de comunicación también tienen una gran responsabilidad como he apuntado antes. Y claro es el asunto cuando, una vez desencadenada la epidemia en Europa y el foco grande estalla en Italia, en vez de mirar a las estrategias de cooperación exitosas como la impulsada por Cuba y China hacia este país, se han dedicado a valorar como en EEUU ese colgado de presidente decía que su país estaba preparado para todo. Un país en el que sus ciudadanos están comprando armas y munición. Ese es planteamiento yanqui ante un desastre que les viene, en un país, donde la cobertura médica está basada en los dólares que tengas. Y para seguir perdiendo el Norte se ve que somos el primer país en la historia europea en pedir ayuda de este tipo a la OTAN, mientras acaban de llegar los rusos a ayudar a Italia.

Así que para combatir el maldito virus se requieren estrategias públicas de emergencia que serán mucho mejores siempre que haya un protección sanitaria universal con camas y personal suficientes para un desborde como el que está ocurriendo. Así que el festival ya ha empezado en la América del Norte y en la del Sur... El que  tenga un buen sistema de salud público y pueda tener capacidad ante emergencias como ésta tendrá un proceso más eficaz contra la epidemia. Curiosa es la estrategia de Venezuela que ha movilizado a las milicias populares (habitualmente están movilizadas frente al injerencismo yanqui y el golpismo de la derecha) y a la fecha de hoy no llegan a los 100 casos de contagio. Se está movilizando a toda la población para la contención en base a mascarillas, productos desinfectantes y guantes y el aislamiento, sobre todo el aislamiento.

Hay quien dice que vivimos una tercera guerra mundial. No me disgusta aceptar este parámetro. Ya saben que ni la mejor novela de ficción puede describir esta realidad donde estamos viendo cómo un virus paraliza la vida de un país, de una sociedad, de un continente entero. Ese virus va a ser más destructivo que cualquier enemigo yihadista, yanqui o nazi o el que toque ... De hecho ni en la guerra se paró la Liga de fútbol ni la Copa del Rey ni la Lotería Nacional, como ha sucedido ahora.

Una tercera guerra mundial donde las cámaras de gas se han convertido en un envenamiento disperso y diseminado, que entra como avión que tira bombas en todas las casas, en la casa de  los ricos y la de los pobres. Pero atención, no hemos podido velar a los muertos, no les han puesto cara ni nos han dicho quiénes son en realidad. Tan sólo conocemos los contagios de los famosos y la clase política: esos sí tienes recursos para mirar si tienen contagio o no. Los medios de comunicación se han convertido en una especie de  pasarela de contagiados de clase alta.

Mientras el pueblo vive como puede, los que no tienen casa y los que viven en la calle, los que están en las cárceles, en los centro de internamiento de extranjeros, en las residencias... ¿Quién habla de ellos? ¿qué noticiero habla de lo que está pasando con los irregulares inmigrantes?, ¿hay datos de esa realidad?, ¿de qué nos vamos a enterar dentro de unos meses o años?

En toda guerra hay conspiraciones y espías. A esta no le falta ni un detalle. Así desde hace semanas hay un choque entre EEUU y China a cuenta de quién trajo ese coronavirus a Wuhan. Según algunos medios y fuentes chinas unos militares estadounidenses estuvieron en Wuhan y tuvieron ese virus llamado influenza que sería en verdad el covid-19. Otras teorías apuntan a un virus de laboratorio chino... En fin, en toda esta literatura de no-ficción siempre hay por debajo miles de muertos, de gente sencilla y normal. Y desesperación mucha desesperación. Ya todo el mundo por ejemplo tiene en su casa a alguna persona despedida .

A veces da la sensación que nos están confundiendo de bando, que nos quieren hacer sentir todos iguales como víctimas de ese agene extranjero, ese virus colonizador y apocalíptico que nos hace a todos los habitantes de este país iguales. Nos hace iguales que podamos ser contagiados y vencerlo es responsabilidad de todos.

Nos hablan de superarlo como pueblo, con la unidad ...y no está mal no sertirse solo en una sociedad egoísta que acaba hasta con el papel higiénico de los supermercados. Una guerra que no debería ser solo contra un virus, si no contra un sistema que lleva consustancialmente, además de la explotación de las personas, el destraste ecológico y ambiental del planeta. Hoy es el coronavirus, mañana será otra cosa... aunque convivimos desde hace tiempo con pandemias como el cáncer que está ligado a lo que comemos, bebemos y respiramos....

Esta crisis/guerra nos la venden como pasajera. Pero tampoco se sabe a ciencia cierta el final de la misma. Y ya sabemos que aunque la economía se recupere , con el modelo de capitalismo avanzado que tenemos al tiempo tendremos otra implosión y crisis de vueltas a la crisis para generar nuevos escenerios y nuevos negocios.

Sería un buen momento para detener el virus de la globalización económica que es el verdadero caldo de cultivo del Covid-19.  La globalización económica tiene por ejemplo como paradigma máximo el turismo global, sin duda parte importante del desastre de la pandemia. ¿Queremos que sigan nuestras ciudades llenándose de hoteles para ricos y alojamientos turísticos para pobres? Ese turismo masa ¿para qué sirve, además de generar la en su mayor parte trabajo basura? Si solo vivimos del sol y el buen tiempo en caso de emergencia sanitaria, como hemos comprobado,  no sirve para nada, ni para fabricar una mascarilla ni unos guantes . Se ha comprobado en esta crisis la gran falta de estructura industrial básica para que este país  pueda ser autosuficiente, y por supuesto, solidario en consecuencia.

Ciertamente el virus vendrá bien a los de siempre, a los grandes consorcios empresariales y multinacionales que campan por nuestro país. Por más que aparentan ganas de ayudar a la gente, en el fondo, hasta gracias a los ERTEs, les va a llegar una gran inyección de dinero público . Una solución a la grave crisis que  ya venía  galopante desde el 2018, y que se ha acelerado con el coronavirus. Así que ganarán los de siempre, porque estamos sin vacuna ante un sistema que se ha reinventado y que va a generar un nuevo escenario estatal e internacional. ¿O China no es acaso una parte y una solución del problema? ¿ no estamos viviendo una nueva era atómica en la que no hay bombas si no una carrera por conseguir la vacuna antes que el otro? ¿quién ganará tanto dinero con esa vacuna y con todos esos créditos o ayudas para reconstruir los países hundidos en la miseria?

Nada será como antes, por eso no podemos negarnos a estar unidos para conseguir que cuando volvamos podamos tener esperanza de un empleo digno, para mujeres y hombres; de un país que pueda producir por sí mismo en el campo y en el mar para riqueza de su gente; que pueda respirar un aire sano y disfrutar de unos pueblos bien atendidos en lo sanitario y educativo. Yo sueño que después de esta pesadilla podamos juntarnos en miles y miles, sin problema de contagio, y que podamos exigir lo que antes no se ha exigido por miles y miles que ahora sufren los recortes que han hecho en sanidad tanto PSOE como PP.  Que esta pandemia haya ayudado a ver una pesadilla que se pueda superar con la unidad y con la lucha: que los gobiernos trabajen para la dignidad de los habitantes.

Europa sigue mirando hacia su ombligo , bueno, hacia sus difentes ombligos, porque está  en el momento de mayor desunión desde el fin de la Seguna Guerra Mundial. Y así no se puede ver lo que está pasando en el mundo. Con la emergencia sanitaria no nos dejan ver más allá de lo inmediato que es naturalmente parar y sanar el país. Por supuesto que hay para esta mierda de virus, pero también hay que pararles porque ya las voces del poder repiten que todo poco a poco va a seguir igual, y no puede ser. Tenemos que corregir tantas debilidades y tantas deficiencias de nuestro  sistema  público, de nuestros sistemas democráticos también. Tenemos que mejorar la vida de la gente pero de una vez por todas, no parcheando la situación si no haciendo reformas estructurales. Ya no valen paños calientes. 

Ahora que respiramos mejor en la ciudad porque no hay contaminación y que salimos a los balcones, como nunca antes, buscando la complicidad de nuestra vecindad deberíamos plantearnos qué mundo queremos después de la crisis del coronavirus ¡ojalá el mundo no vuelva a ser  como antes!