El mensaje que el Gobierno andaluz viene repitiendo desde hace semanas puede resumirse así: Andalucía está sufriendo una fuerte escalada de contagios de Covid-19 porque la Junta tiene las manos atadas para tomar medidas que podrían frenar la propagación del virus. Y las tiene atadas porque el Gobierno de España se niega a permitir a las CCAA decretar el confinamiento domiciliario y adelantar a las ocho de la tarde el toque de queda.

Ayer, el consejero de Presidencia y mano derecha del presidente Juan Manuel Moreno dio una vuelta más de tuerca al discurso que culpabiliza al Gobierno de España: "Si ellos no quieren tomar decisiones –dijo Elías Bendodo– porque creen que asumen un desgaste, que dejen que las tomemos las Comunidades, que estamos dispuestas a asumir el desgaste. ¿Cuánto tiempo tiene que estar el Gobierno de España impidiendo que podamos tomar esas decisiones? ¿Cuántas muertes tiene que haber para que el Gobierno deje a las comunidades autónomas que podamos tomar decisiones?".

Esta vez, el desahogado consejero portavoz puede que haya ido demasiado lejos. La habitualmente comedida delegada del Gobierno en Andalucía, Sandra García, acusó a Bendodo de tener un conducta “políticamente inmoral”.

Más lejos fue el portavoz adjunto del grupo socialista Rodrigo Sánchez Haro, que escribió en su cuenta de Twitter: "Aquí la máxima expresión del trumpismo cañí del gobierno andaluz. Cuánta inmoralidad para tapar la inutilidad del presidente”. En la misma línea reaccionaba el coordinador regional de Izquierda Unida, Toni Valero: "Trump se ha ido, pero el trumpismo se queda. Cuánta ineptitud y cinismo".

El portavoz del grupo, José Fiscal, también arremetía en la misma red social contra Bendodo, "el manijero de Moreno Bonilla", por haber cometido "la indecente ruindad de usar los muertos por #COVID19 y señalar al Gobierno de España. La falta de vergüenza y de escrúpulos tiene las patas muy cortas.

"Hay margen"

La tesis compartida por el PSOE, Podemos e Izquierda Unida, los partidos que sostienen al Gobierno de España, es que la Junta tiene margen para adoptar medidas contempladas en el estado de alarma pero no implementadas en Andalucía. Toni Valero urgió ayer a Moreno Bonilla a cerrar todos los municipios andaluces y toda actividad no esencial porque "su plan contra la Covid-19 no funciona".

El Gobierno andaluz ha cerrado toda actividad económica no esencial únicamente en los municipios con una tasa acumulada de más de 1.000 casos por cada 100.000 habitantes, situación en la que se encuentran ya 302 poblaciones, entre ellas las capitales Almería y Málaga. Hasta 500 casos por cada 100.000 habitantes, se mantiene abierta la actividad no esencial hasta las seis de la tarde.

Enero ha sido un mes negro para Andalucía: la incidencia acumulada ha subido en la comunidad nada menos que un 579 por ciento (de 141,2 el 31 de diciembre a 959,2 el 1 de febrero, lo que equivale a 2,76 veces más que en España, donde rige el mismo estado de alarma que en Andalucía. En la última semana, mientras en el conjunto de España la incidencia acumulada iba a la baja, en Andalucía ha ido al alza. 

Por una parte, resulta poco verosímil vincular esa evolución “explosiva” de la pandemia con el hecho de que el toque de queda comience a las diez de la noche y no a las ocho de la tarde o con que no se autorice el confinamiento domiciliario. Con todo el comercio y la hostelería cerrados desde la seis de la tarde o incluso todo el día, es poco probable que de 20 a 22 horas haya mucha gente fuera de sus domicilios.

Por otro lado, tampoco se entiende muy bien que el Gobierno central no amplíe el estado de alarma en la línea que vienen pidiendo varias autonomías, entre ellas algunas socialistas: a fin de cuentas, no estarían obligadas a hacer uso de las nuevas restricciones.

Tanto en la pulsión reivindicativa de los gobiernos autonómicos como en la actitud renuente del Ejecutivo central cabe sospechar motivos no únicamente epidemiológicos, sino también políticos. Y no precisamente en el mejor sentido de la palabra.