El nombre oficial del máster es ‘Arteterapia para la intervención social, clínica y psicoeducativa’, se imparte en varias universidades de España pero solo en la de Granada ha sido conflictivo en esta primera edición, que se ha desarrollado durante los cursos 2016/2017 y 2017/ 2018 pero que, por el momento, no tendrá continuidad en futuras convocatorias.

Su coste ronda los 3.000 euros, pero siete de los 27 alumnos del mismo han reclamado la devolución íntegra del dinero de la matrícula porque consideran que la formación que han recibido no es seria ni tiene utilidad profesional alguna.

Dirigido a graduados y licenciados y anunciado como “título propio” de la Universidad de Granada, en la convocatoria sus promotores prometían a los alumnos que la formación adquirida les permitiría desarrollarse laboralmente en los campos de la salud, la educación y la intervención sociocomunitaria, además de poder coordinar, dirigir y participar en proyectos de Arteterapia en el contexto clínico, hospitalario, educativo, empresarial y comunitario, con grupos de exclusión social”.

¿Ciencia o pseudociencia?

La Universidad admite que hubo problemas organizativos serios en el primer tramo del máster, y así parecen atestiguarlo los distintos cambios en la dirección del mismo, pero recalca que antes de obtener la luz verde pasó con éxito todos los filtros institucionales y académicos exigidos por la UGR.

La arteterapia ha sido definida como “el conjunto de actividades asistenciales que canalizan y facilitan la expresión y resolución de emociones y conflictos emocionales o psicológicos mediante la acción o la creación artística”.

Instituciones sin ánimo de lucro, como la Fundación Unicaja, vienen realizado con gran acogida desde hace años talleres de arteterapia que, según informa la web de la entidad malagueña, “han contribuido a mejorar la calidad de las personas con discapacidad intelectual”.

Las protestas

Los alumnos descontentos de Granada llevan meses protestando. Han puesto reclamaciones al Defensor Universitario. Han hecho una huelga. Han llegado, incluso, al Defensor del Pueblo Andaluz. Los siete alumnos reclamantes alegan haber recibido una formación pseudocientífica e insuficiente para tratar con enfermos o colectivos desfavorecidos.

De hecho, relatan a EL PLURAL, para poder acceder al máster "no se exigía tener una titulación relacionada con el campo de la salud y además había una excepción que permitía aceptar alumnos sin titulación universitaria". 

Terapias controvertidas

Los estudiantes también han manifestado que en los dos módulos era obligatoria la participación en talleres de tipo psicoterapéutico. Estos “talleres con tintes psicoanalíticos y de terapia ‘gestalt’ y ‘new age’ eran fundamentales para la evaluación, y generalmente eran dirigidos por profesores sin titulación en Psicología”. 

En uno de esos talleres los alumnos, según la versión del sector crítico, “debían narrar su tragedia biográfica a distintos compañeros de clase interpretando la misma historia desde un rol trágico, cómico (en el que la coordinadora recomendaba usar voz de pito), cantando ópera, desde un idioma inventado y finalmente desde un rol de luz y solución”.

Varios testigos afirmaron que una estudiante quiso salir de clase argumentando sentirse incapaz de afrontar el taller, pero la profesora le dijo que “debía pasar por eso para llegar a ser arteterapeuta”.

Según los alumnos, al finalizar el taller la coordinadora dio una charla en la que llegó a exclamar como ejemplo hipotético: “¡Me violó un equipo de fútbol  pero esto me ha servido para aprender diferentes posturas sexuales!”. El mensaje “era aprender a reírse del trauma personal para superarlo, pero varias personas sufrieron crisis de ansiedad tras esta práctica”.

La huelga

El comunicado de huelga firmado por 26 de los 27 alumnos el 30 junio de 2017 era muy explícito sobre las dudas que les suscitaba el curso. Uno de sus párrafos decía así:

“Sentimos contradicción entre estar trabajando lo personal y lo emocional y la falta de ética y de responsabilidad recibida. No nos resulta un buen ejemplo para nuestra formación como futuros arteterapeutas. Esto podría suponer un estigma para nosotros como profesionales. A este respecto, nos parece pertinente la siguiente reflexión: ¿confiaríais en nuestra futura profesionalidad como arteterapeutas con la formación que estamos recibiendo?”

La versión de la UGR

El relato de la directora de la Escuela Internacional de Postgrado (EIP), María Teresa Bajo, difiere del de los alumnos. En conversación con este periódico, aunque admite disfunciones organizativas importantes en la impartición del máster, no comparte en absoluto que se trate de una disciplina pseudocientífica.

Aun así, la propia Universidad de Granada no parece tenerlas todas consigo en lo relativo a la idoneidad académica de esta especialización: es lo que cabría inferir de su decisión de no ofrecer una nueva edición del máster de arteterapia una vez concluya la actual, en el mes de septiembre.

Así lo explicaba Bajo a EL PLURAL: “Se llevó el asunto al Consejo Asesor para su debate y consideración y finalmente se decidió no renovar el máster hasta que no dispongamos de un estudio en profundidad del mismo y de las modificaciones que quepa hacer”.

Todos los filtros

¿Fue la UGR poco estricta a la hora de dar luz verde al máster que ese grupo de alumnos consideran poco menos que una estafa académica? María Teresa Bajo está convencida de que no. “El protocolo presentado pasó todos los filtros; el máster de Granada es muy similar a los que se imparten de esta misma especialidad en Sevilla, Madrid o Barcelona. En nuestro caso lo aprobó el Consejo Asesor de Postgrado, donde se analizan con detalle todos los aspectos, el profesorado, los currículum, los contenidos, la metodología…”.

¿Pero diría que hubo malas prácticas pedagógicas? “No hay evidencia de malas prácticas”, afirma Bajo, aunque admite que en los comienzos sí tenían fundamento “las quejas sobre aspectos organizativos, donde había desajustes importantes”. Bajo recordó que “a partir de este curso yo lo he supervisado de forma directa y todo ha ido normal”.

Sobre la devolución del dinero de la matrícula, que reclaman varios alumnos, la directora de la EIP se muestra cauta: “Lo están estudiando los servicios jurídicos, que están analizando todas las incidencias recogidas”.

La reunión

La EIP ha abierto una vía especial y específica para másteres oficiales que ha permitido a los estudiantes reclamantes formalizar su solicitud de devolución de lo abonado, después de más de un año de protestas.

Esta ha sido la solución adoptada tras una reunión, celebrada el pasado 15 de junio, en la que participaron  los reclamantes, el secretario general de la UGR, Pedro Mercado, la directora de la EIP, María Teresa Bajo, y Juan Antonio Aguilera, profesor de la UGR y secretario de UNI Laica, asociación que combate la transmisión de estudios pseudocientíficos en la universidad.

En aquella reunión, algunos de los presentes lamentaron que los talleres hubieran conseguido pasar los filtros académicos, y dijeron trabajar para que este tipo de estudios pseudocientíficos no se colasen pero no siempre lo conseguían, y como prueba, argumentaron que el máster no se iba a repetir. También se dijo que, “al no ser el arteterapia una profesión reglada, el otorgar el título no era especialmente significativo” y que los alumnos que habían permanecido tenían derecho a verse compensados.