El Parlamento ya aprobó con los votos de las tres derechas el Presupuesto de 2019, pero se trataban en realidad de unas cuentas de transición cuya horma era la misma que la de las cuentas socialistas de 2018, prorrogadas por la convocatoria electoral del 2 de diciembre.

El aprobado hoy es, pues, el primer Presupuesto netamente conservador, elaborado por las dos derechas coaligadas en el Gobierno andaluz y respaldado por la extrema derecha que las apoya desde el Parlamento.

Un precio asequible

En todo caso, en el PP y Ciudadanos están satisfechos del precio político moderadamente asequible que Vox puso a su voto favorable a las cuentas de 2020: licitación de auditorías privadas para fiscalizar el sector instrumental de la Junta; promoción de los toros y la caza en los colegios andaluces; instauración de un fantasmagórico ‘teléfono de violencia intrafamiliar’ ideado para desacreditar y competir con el ya existente de violencia de género; o apuesta por un convenio con el Ministerio del Interior para estrechar el cerco a la inmigración ilegal.

Aun así, durante el Pleno la intervención más inquietante para el Gobierno la protagonizó el diputado de Vox Rodrigo Alonso, que auguró a sus socios un año de “hostilidad muy grande” si se les ocurría incumplir lo pactado con los 12 diputados ultras de cuyo voto depende la estabilidad del Gobierno andaluz. Vox Andalucía rehúye el tono bravucón de sus compañeros de Madrid, pero no por eso renuncia a mostrar de cuando en cuando su patita amenazante.

Las cuentas "más sociales"

Como era previsible, el Partido Socialista y Adelante Andalucía han votado en contra de la ley que convierte a Andalucía en la primera comunidad autónoma de España en tener aprobadas sus cuentas para el próximo ejercicio, que ascienden a 38.540 millones de euros –las más elevadas de la historia de la autonomía– e incorporan apenas un puñado de enmiendas de la oposición de poco impacto en las cuentas globales, pero de gran utilidad política.

El mantra con el que la mayoría conservadora ha venido publicitando sus cuentas es el de que son “las más sociales de la historia”, aunque el lema está algo gastado y adolece de una cierta falta de credibilidad ya que en su día también abusó de él el Gobierno de Mariano Rajoy.

El portavoz económico del PSOE, Antonio Ramírez de Arellano, despachaba la progpaganda gubernamental con estas palabras: "Dejen de tomar el pelo a los andaluces vendiendo que son los Presupuestos más sociales, cuando el gasto aumenta de manera vegetativa y los problemas se extienden en salud, educación y dependencia".

Euforia gubernamental

Tras la aprobación de las cuentas, el consejero de Hacienda, Juan Bravo, proclamaba que "a partir de ahora éste ya no es el Presupuesto de PP y Cs con el respaldo parlamentario de VOX, sino que se convierte en el Presupuesto de los más de 8,3 millones de andaluces".

Eufórico estaba también el presidente de la Junta, Juanma Moreno. "Andalucía se ha convertido en la primera región española en aprobar sus presupuestos para 2020; somos una de las Administraciones más estables de España ", afirmaba.

Moreno ponía en valor la apuesta del Gobierno andaluz por “el diálogo, la moderación y el pragmatismo por encima de cualquier trinchera ideológica”. Consciente del riesgo de imagen que entraña la alianza con la extrema derecha, el discurso gubernamental rara vez olvida incluir la palabra “moderación” en su argumentario.