Lo anunció ayer el consejero de Presidencia y portavoz Elías Bendodo, al detallar cómo será la nueva normalidad: el Gobierno andaluz permitirá los espectáculos taurinos desde el próximo lunes 22 con asientos preasignados y un aforo máximo del 50 por ciento. Andalucía es la primera comunidad que se apresura a activar la 'escalada taurina'.

Asegura que lo hará “con todas las medidas de seguridad”, pero sin la limitación de 800 plazas que establecía el decreto del Gobierno de España para la Fase 3. Una limitación que sí se mantiene para otros espectáculos como los conciertos al aire libre, donde el aforo máximo permitido será de 1.500 personas, igualmente sentadas y respetando las distancias como en los toros.

Desde el pasado 6 de junio, las comunidades en Fase 2 podían celebrar corridas de toros al aire libre, pero con aforo de un tercio y un máximo de 400 personas, mientras que las que estuvieran en Fase 3 estaban autorizadas a celebrarlas ampliando el aforo al 50 por ciento y un máximo de 800 personas.

A la espera del decreto que aprobará hoy el Consejo de Gobierno, el portavoz Bendodo sí confirmó la restricción porcentual del 50 por ciento, pero no hizo mención alguna a limitaciones en el número de espectadores.

Sin aforo no hay figuras

Los empresarios taurinos han retirado durante la pandemia que no era rentable celebrar corridas con primeras figuras del toreo si no se autorizaba al menos tres cuartos de plaza. 

El empresario titular de la plaza de toros de Teruel, David García, así lo manifestaba recientemente, aunque su homólogo de la plaza de Zaragoza, Carlos Zúñiga, iba más lejos y sentenciaba: "No se puede dar un ciclo con máximas figuras si no se llena la plaza".

No en vano, plazas como la de Las Ventas de Madrid, equiparable a la Maestranza de Sevilla, obtiene hasta el 85 por ciento de sus ingresos de las entradas vendidas. La de la Maestranza, por ejemplo, tiene un aforo de unos 11.000 asientos: 800 de ellos equivaldrían apenas al 7 por ciento del total.

Bajo la mirada de Vox

El Gobierno andaluz estudia, además, otras medidas que ayuden, en palabras de Bendodo, “a paliar la crisis económica derivada por el coronavirus y que ha golpeado con especial virulencia al sector taurino, como la reducción de los costes administrativos derivados de la organización de los festejos taurinos”.

La Junta quiere dar así satisfacción a un sector cuyos principales protagonistas y promotores se alinean políticamente a la derecha. Pero, por si ello fuera poco incentivo político, el Gobierno andaluz de PP y Cs depende del apoyo de Vox, una de cuyas banderas fundacionales es precisamente la 'fiesta nacional'.

Una fiesta en declive

Más allá de la política y de la covid-19, los toros son, en todo caso, un espectáculo amenazado desde hace años por la merma de espectadores. Según la Estadística de Asuntos Taurinos del Ministerio de Cultura y Deporte, referida a 2019, el número de corridas de toros ha descendido un 63 por ciento en los últimos 13 años.

De las 953 corridas registradas en 2007 se ha pasado a las 349 que se celebraron en 2019, mientras que el número de profesionales taurinos ha aumentado un 35 por ciento desde 2007. Los festejos alcanzaron en 2008 la cifra de 810; en 2009 fue de 648; en 2010 de 611; en 2011 de 561; en 2012 de 475; en 2013 de 428; en 2014 de 398; en 2015 de 394; en 2016 de 386; en 2017 de 387; y en 2018 de 369.

Aun así, los datos reflejan que el número total de profesionales inscritos en el Registro General de Profesionales Taurinos fue de 9.993, de los cuales el 2,5 por ciento eran mujeres frente al 97,5 por ciento de hombres. Si se compara con las cifras de 2007, se observa un aumento del 35 por ciento, al sumar 2.600 respecto a los 7.393 profesionales en 2007.