La campaña socialista necesita reinventarse con urgencia. La de Por Andalucía, también. Quedan diez días para la cita electoral del 19 de junio y entre los votantes de la izquierda no se detecta una determinación clara de ir a las urnas.

La fortísima abstención de 2018 -alrededor de 400.000 electores del PSOE se quedaron en casa- no da signos de remitir. Las expectativas que los estrategas de la calle San Vicente habían puesto en Vox como acicate para el voto de izquierdas no se están viendo cumplidas por ahora.

Cabe recordar que el CIS atribuye a las derechas más del 55 por ciento de los votos, con el PP en un 35,6 por ciento, Vox en un 15 y Ciudadanos en un 4. El PSOE de Juan Espadas mejora algo los resultados de Susana Díaz en 2018, pero su avance es poco significativo.

El PP el partido más votado en las ocho provincias andaluzas, incluidas Sevilla, Huelva y Jaén, feudos históricamente inexpugnables del PSOE. Casi todas las variables del CIS le son favorables: es el partido que inspira más confianza a los andaluces, el que mejor defiende los intereses de Andalucía, el más capacitado para gobernar, el que tiene mejor líder…

Aunque el CIS calcula que las tres derechas podrían sumar entre 65 y 73 diputados, en la sala de máquinas del Partido Popular rebajan esas expectativas: consideran poco verosímil que el voto conservador, que hace cuatro años sumó 59 diputados, vaya a subir tanto, aunque no ponen en duda que la actual mayoría absoluta se verá reforzada. Fuentes de San Telmo consultadas por El Plural aseguran que el PP estaría ahora ligeramente por debajo de los 45 diputados, muy lejos de los 50 y aun más que le otorgan algunos sondeos.

Tampoco en las dos formaciones situadas a la izquierda del Partido Socialista parece que la amenaza de una Macarena Olona ocupando la Vicepresidencia de la Junta esté movilizando mucho voto con respecto a 2018. Los 17 escaños logrados entonces por Adelante Andalucía, ya de por sí un resultado mediocre, se quedarían ahora en un máximo de 12.

Entre los observadores parece haberse asentado una doble percepción: que Macarena Olona no está cumpliendo las elevadas expectativas que Vox había puesto en ella y que el Partido Popular obtendrá por sí solo una mayoría lo bastante holgada como para poder gobernar en solitario o, en todo caso, con el apoyo del puñado de diputados que logre Cs. Aun así, lo mñas prudente es no fiarse de las percepciones cuando se trata de Vox.

Desde luego, la actuación en el debate del pasado lunes en TVE no fue precisamente memorable. Sus excesos verbales y sus posicionamientos radicales inquietan al votante de izquierda, pero parece que no lo bastante como para decidirlo a visitar las urnas dentro de dos domingos.