Es desde hace años el cineasta andaluz más respetado y mejor posicionado. Del repentino tropiezo de After en 2009, Alberto Rodríguez se ha levantado con una trilogía de thrillers centrada en los rincones más oscuros de la España democrática: la Sevilla anterior a la Expo 92 en Grupo 7, que le hizo recuperar los elogios de la crítica; las marismas del Guadalquivir a las que llegan dos policías de muy distinta escuela en La isla mínima, recibida con un aluvión de premios y un rotundo triunfo en la taquilla; y ahora en El hombre de las mil caras, desde el pasado viernes en cines, la historia real, que transcurre en multitud de países, del espía Paesa y de su decisivo papel en la famosa fuga y detención de Luis Roldán a mediados de los 90.

La película “quizás” pueda ser un paso diferente en su carrera, según reconoce el propio Rodríguez. La envergadura del proyecto, rodado en su mayor parte en París, y el hecho de que se trate de una historia basada en sucesos reales son elementos a tener en cuenta. También en el estilo, “más liviano, desenfadado y aparentemente suelto que en películas anteriores”, en sus palabras, se mueve en otro terreno. Lo que no ha cambiado es la acogida en San Sebastián, su festival fetiche, donde se ha vuelto a destacar su buen pulso para el thriller, además de concederse dos premios al film: Concha de Plata a Eduard Fernández por su interpretación de Paesa y el Feroz de la crítica española. Sobre lo que ha cambiado y lo que no con El hombre de las mil caras hemos preguntado al ganador del Goya hace dos años. 

A nivel de producción, la envergadura del proyecto es considerable. ¿Habría sido posible levantarlo sin la extraordinaria recepción que tuvo ‘La isla mínima’?

Probablemente no. De hecho, es un proyecto que se comenzó antes de La Isla mínima y que se interrumpió porque no terminó de cerrarse su financiación. Gracias al éxito de la película se pudo retomar la historia y se completó la financiación.

En la construcción de la historia, Rafael Cobos y usted siempre han partido de referentes reales, por ejemplo una noticia en un periódico a partir de la cual introducían elementos ficcionales. En esta película van más allá al trabajar sobre personas reales con nombres y apellidos y en algunos casos personajes públicos. ¿Ha sido un trabajo más laborioso de documentación o han tenido más o menos las mismas limitaciones de otras veces?

Ha sido un muy laborioso, durante muchos meses nos dedicamos a consultar hemerotecas, leer todo lo referente al tema que caía en nuestras manos, entrevistarnos con algunos de los personajes que tuvieron que ver con la historia… De pronto, después de mucho tiempo de documentación, nos dimos cuenta de que las teorías que había sobre lo sucedido eran tan dispares que lo más honesto por nuestra parte era ficcionar y así hicimos.

La película agradece de forma explícita a los periodistas de investigación su labor. ¿Les tentó la posibilidad de realizar su propio trabajo de ese estilo y localizar a Paesa para conocer su versión de los hechos?

Lo intentamos, pero lo dimos por imposible después de casi un año.

Sus tres últimas películas han tratado distintos momentos de nuestra Historia reciente, ya en democracia. Por desgracia, no resulta nada raro imaginar que unos sucesos así pudieran repetirse. ¿Hay alguna voluntad de advertencia en la elección de este contenido?

Hacer una película supone ya una elección. Intentamos, en todo caso, compartir una inquietud con el espectador.

‘El hombre de las mil caras’ es con diferencia su película más viajera. Sus obras siempre han estado muy pegadas al espacio en que transcurren (no puedo, por ejemplo, imaginar ‘Grupo 7’ en una ciudad que no sea Sevilla). ¿Buscó en esta ocasión un tratamiento menos riguroso de las localizaciones en beneficio de una apariencia más llamativa?

No, siempre trabajamos mucho los espacios. Lo que ocurre es que en esta película la palabra es muy importante y se producen muchas conversaciones en interiores.

En general, a pesar de la brutalidad del contenido, me parece su película de estilo menos crudo, más gozoso. ¿Buscó adecuar la realización al nivel en que se mueven los personajes (¨las alturas¨, se dice de forma explícita)?

Totalmente. Tratamos de que el estilo emane de la historia y ciertamente la historia nos permitía hacerlo, o eso creíamos.

El thriller es su terreno pero dentro de sus modalidades esta vez es una historia de espías. ¿Ha revisado las novelas de Le Carré y sus adaptaciones para preparar la película o tiene otros referentes en el subgénero? Me ha encantado la utilización que hace del teleobjetivo, muy propia del cine de los 70.

Me gusta Le Carré, pero siempre digo que soy mejor lector y espectador que director. Me gusta el género, lo disfruto mucho. Supongo que aunque no tenga un referente concreto los tengo un poco todos.

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Con esta película han cambiado algunas cosas pero se ha mantenido fiel a su equipo de siempre. Supongo que después de ‘La isla mínima’ podría haber elegido a quien quisiese. ¿Prefirió mantener al menos esa seguridad dentro de la envergadura del proyecto o es simplemente que no concibe un equipo mejor?

Siempre digo que hacer una película no es más que un ejercicio de comunicación y que buena parte de mi trabajo consiste en tratar de poner de acuerdo a un equipo. En este caso los conozco bien a todos y me parecen muy buenos, hemos crecido juntos, afortunadamente ellos más rápido que yo. Es un lujo trabajar con este equipo, nos entendemos muy bien.

Álex Catalán, con razón, está recogiendo múltiples elogios, pero me parece igual de decisiva la aportación de Julio de la Rosa a la película, con toda esa distorsión y las líneas de bajo tan potentes. ¿Trabajaron el estilo del score con anterioridad a la filmación o surgió una vez que disponían de las imágenes?

No. De hecho en plena fase de montaje no terminábamos de dar con el tono de la cinta. Un día apareció Julio con una maqueta (era el tema central) y a partir de ahí encontramos un poco la clave de todo. Remontamos casi toda la película. Ha hecho un gran trabajo, creo.

Usted ha encadenado sus últimos proyectos sin parar demasiado tiempo. ¿Alguna parte de nuestra Historia reciente sobre la que se vaya a poner manos a la obra una vez finalice la promoción de El hombre de las mil caras?

No. Ninguna. Llevo unas cuantas películas de época seguidas. Estoy deseando volver a nuestros días.

¿En qué fase se encuentra la serie ‘La peste’, que anunció hace un tiempo?

En plena fase de preproducción, ese momento en el que todo es aún posible. Escribiendo la carta a los Reyes Magos estamos…