El acompañamiento de los legionarios a imágenes y tronos en las procesiones de Semana Santa o los desfiles militares en actos religiosos propios de estas fechas, producen rechazos contundentes, animadversiones personales por entrar en colisión con el principio de aconfesionalidad del Estado recogido en el artículo 16.3 de la Constitución.

Pero junto a estas posiciones que podríamos denominar como las constitucionalistas, coexisten en plena contradicción incluso, las populares, las que se mueven más por el sentimiento y la tradición y que no solo defienden estas manifestaciones opuestas a la laicidad sino que las aplauden y gozan con su presencia. Ese, guste o no, es el estado real de este hecho.

"¡Muera la inteligencia! ¡Viva la muerte!"
Tal vez convenga recordar el por qué surge la participación en las procesiones de esta fuerza militar impulsada y presidida en 1920 por el General Millán-Astray y, curiosamente, también creador de Radio Nacional. Un militar al que Franco premió su  lealtad golpista haciéndolo  jefe de Prensa y Propaganda de la dictadura y procurador de las Cortes de  1943 y 1952. Un africanista funestamente recordado por gritarle la famosa frase de "¡Muera la inteligencia! ¡Viva la muerte!" a Miguel de Unamuno en la Universidad de Salamanca, para responder al no menos conocido “Venceréis pero no convenceréis” del escritor y filósofo vasco de la generación del 98.

“La muerte no es el final”
Y es que es en la exaltación precisamente de la muerte donde hay que buscar una de las profundas razones de la vinculación y estrecha relación de la Legión y determinadas cofradías, hermandades y pasos de la Semana Santa en España. Desde sectores estudiosos de esta vertiente del mundo militar se mantiene que los miembros de los ejércitos, históricamente, han asumido que su labor está rodeada de operaciones de riesgo y cercanas la muerte. Ello conllevaría un espiritualismo que, como una especie de mecanismo de defensa, hace pensar a los soldados en seres superiores destinados a cuidar su destino y que el riesgo es parte de su trabajo. De ahí que vean la muerte como algo consustancial. De todos es conocido que los legionarios han popularizado en uno de sus himnos el "Somos novios de la muerte". Y es precisamente a su “novia” a la que aludían al grito de “Viva la Muerte en combate” en sus enfrentamientos en la Guerra de África. Dicho a la manera castrense española, “la muerte no es el final”, tal como reza el himno para honrar a los caídos de las Fuerzas Armadas.

La histórica relación de lo castrense y las advocaciones religiosas 
Las advocaciones a símbolos sagrados o imaginarios siempre han formado parte de lo castrense. El toro de la Legión I Augusta, el Capricornio de la II Adiutrix, la Tríada Capitolina. Más tarde vemos ejemplos claros en la Reconquista y la compañía de Santiago Apóstol el "Matamoros”. Los Tercios de Lombardía y Saboya se entregaron a la devoción a la Virgen del Rosario; el Regimiento Zaragoza a la Virgen del Pilar; Santa Isabel de Portugal lideresa espiritual del Regimiento Portugal; San Genaro del Regimiento Nápoles o ya en España, Nuestra Señora de la Capilla del Regimiento Jaén.

Las tropas y las procesiones
Es innegable que la Semana Santa y sus desfiles procesionales con multitudes en la calle, son manifestaciones sociales y religiosas muy propias del acervo cultural. Desde cualquier punto de vista este hecho es así, guste o no guste, se crea o no, o se profesen valores religiosos o no. El conflicto se introduce cuando la constitucional separación Iglesia-Estado no se respeta o se desequilibra en demasía. También es incuestionable que paulatinamente se ha producido una progresiva reducción de la presencia militar en la Semana Santa. También se ha ido aminorando la interpretación del Himno Nacional por parte de bandas militares en los momentos de salidas de tronos e imágenes de sus respectivos templo.

Más de 100 de actos con militares
Casi cien son los municipios españoles en los que, de una manera u otra, tienen presencia tropas militares, y la Legión en especial, en actos de Semana Santa. Son tropas que desfilan y acompañan a distintos pasos y procesiones de cofradías. En la mayor parte de los casos existe una arraigada costumbre y continuada participación desde muchos años. Destaca sobremanera el caso de la Legión en Málaga pero también militares del Ejército de Tierra, de la Armada y del Aire. Importante es el acompañamiento de la Marina en distintas localidades como Lugo, Pontevedra, Bornos, Jerez, San Fernando, Conil y Tarifa, Punta Umbría, Antequera, Dos Hermanas y Triana, Lanjarón, Cartagena, Huércal Overa, Murcia, Las Palmas de Gran Canaria, Valdepeñas y Zamora. 

Al Ejército del Aire se le puede ver en las procesiones de Alcantarilla, Cartagena, Elche, Salamanca, Peñafiel, Sevilla, Aranda de Duero, Zamora, León, Getafe, Las Palmas y Calatayud. El Ejército de Tierra suele acudir a casi 60 ciudades españolas con fuerte y arraigado vínculo entre procesiones y militares: Badajoz, Sevilla, Melilla, Valladolid, Puerto del Rosario en Fuerteventura, Córdoba, Astorga, Ronda, Valencia, municipios de de Tenerife, Almería o Asturias.  

Loa legionarios, las “estrellas” de la noche semanasantera
Y la especial unión entre procesiones y Ejército se da en la Legión. En algunos casos está originado por hallarse destinado en este cuerpo militar algún miembro destacado de una cofradía o hermandad concreta. También por residenciarse en la localidad o en la zona alguna unidad. Los legionarios son visibles habitual y reiteradamente en más de 20 municipios tales como  Ceuta, Melilla, Alora, Alhaurín de la Torre, Marbella, Campillos, Ronda, Antequera, Vera, Almería, Albox, Tabernas, Lorca, Jerez de los Caballeros, Velez-Málaga, Huércal Overa, Elche, Gandía, Cáceres, Olula del Río, El Parador, Setenil de las Bodegas y Guadix.

La Legión y Málaga
De entre todos destaca con singular protagonismo los legionarios y la Semana Santa de la capital malagueña. El espíritu de muerte que acompaña a la fundación de la Legión, como reseñamos al principio de este trabajo, necesitaba de un símbolo. Málaga era un nexo con las guerras de Marruecos porque desde su puerto embarcaban soldados y materiales para acudir a atender a los heridos. Con esta realidad surgió una tradición oral en la malagueña vinculada a la Congregación del Cristo de la Buena Muerte. De ahí se pasó a los primeros contactos personales  con mandos del Tercio de paso hacia Melilla. Paulatinamente estos se iban haciendo devotos del crucificado de Mena.

En abril de 1925 el presidente del consejo de ministros, Miguel Primo de Rivera, el general Sanjurjo y el entonces coronel Franco se reunieron en Málaga para organizar el desembarco de Alhucemas. También participaron en la procesión de Mena. En 1927 una escuadra de la Legión hizo la primera guardia de Honor en Santo Domingo. En 1928 el Cristo de la Buena Muerte fue designdo protector de los legionarios y una compañía de la VII Bandera del Tercio D. Juan de Austria desfiló por las calles de Málaga acompañando al  Cristo de Mena, así llamado por ser tallado por Pedro de Mena aproximadamente en 1660.

Afilian” al Cristo de Mena a la Legión
Más adelante el Hermano Mayor de la Hermandad invitó a La Legión a ir a Málaga todos los Jueves Santos. Se acordó que a partir de ese momento y "para siempre", este Cristo sería el Patrón de la Legión”. Más tarde se nombró a la Legión Miembro de Honor de la Cofradía del Cristo de la Buena Muerte. Todo llegó más lejos cuando se “afilió” al Cristo de Mena  a la Legión.  Las crónicas recogen como quedó filiado en la I Bra. del I Tercio: “Jesús, hijo de José y María, natural de Belén, 33 años de edad, de profesión carpintero, 1,70 metros de estatura, barba poblada, rubio, ojos al pelo”.

Falsos legionarios, ocio y negocio: Hermandades de Antiguos Caballeros Legionarios
Otra cosa muy distintas y que no tiene carácter militar, aunque se revistan de ello, son las actividades de las Hermandades de Antiguos Caballeros Legionarios, y de entidades y asociaciones privadas fundadas por veteranos de La Legión. Ciertamente existen casos en los que solo se han creado para participar en procesiones locales. Pero otras tienen un carácter casi privado, cuando no paramilitar, destinado al ocio y al negocio. Situaciones límites son las originadas recientemenete en un bar santuario franquista en Despeñaperros con la participacion de la Hermandad de ex Legionarios de Torremolinos, en un auténtico reconocimiento de honores a Franco de forma pública.

Carmen Chacón, ex ministra de Defensa, hizo cumplir la ley
Hasta aquí la realidad, populista, rayana con la alegalidad del Estado aconfesional pero cierta. Las procesiones y la participación militar siguen siendo objeto de polémica. Pero la realidad es incontestable. Ante este hecho se planteó acotarlo y sobretodo hacer cumplir la legalidad. Y fue precisamente, la ex ministra de Defensa, Carme Chacón, lamentablemente fallecida esta semana, la que impulsó implementar determinadas condiciones de la participación militar en los actos religiosos de la Semana Santa.

Carme Chacón tuvo que soportar una tremenda campaña de los medios de la derecha y de determinados residuos ultras de los cuarteles. Pero firme en sus convicciones como era la catalana, recordó a los mandos las ordenanzas y la normativa, exigió el cumplimiento de la ley  y dio un giro más laico al Ejército. En especial se recuerda como en el apartado en el que se reservan los honores militares a los símbolos y autoridades del Estado, excluyó que se rindieran a imágenes religiosas.

Ataques de la caverna a la ex ministra
Importante logros de Chacón fueron los relacionados con el hecho de que la participación de los militares en actos religiosos fuera voluntaria. También y derivado de esto último, logró que los gastos causados por desplazamiento y manutención no se abonasen por el Ministerio que dirigía, o sea por todos los españoles. Consiguió que fueran las propias hermandades y cofradías quienes sufragasen los gastos de estos actos. Y muy relevante, que se acabara con la costumbre de presentar honores militares a símbolos e imágenes  religiosas. Como consecuencia de reimplantar la voluntariedad, se redujo la participación militar. Ello le supuso un ataque furibundo de la caverna mediática como La Razón, Cope o el ABC.

Cambio con el PP: Ministros que besan medallas
Desde que el Partido Popular gobierna, la confusión Estado-religión ha aumentado. Como muestra vale la concesión de una medalla policial por parte del nuevo ministro de Interior, Ignacio Zoido, al Cristo de Mena y al hermano mayor de la cofradía. En estos días, los ministros de Justicia y Defensa, Catalá y Cospedal respectivamente, están presentes en Málaga, presentes en las procesiones a pie de trono. En el momento de escribir este artículo, Dolores de Cospedal está pasando revista en el Puerto de Málaga a los legionarios que desembarcan para acudir a la Iglesia donde está "su" Cristo. Más tarde ha presidido la llegada de los legionarios al templo de Mena entonando el himno legionario. Ayer, la ministra inició en Málaga otra procesión con una imagen escoltada por militares de la Brigada Paracaidista (BRIPAC). Cospedal ejerció de mayordomo del trono junto al ministro Catalá y el portavoz del PP andaluz, Elías Bendodo. Tanto Cospedal como Catalá besaron la medalla de la cofradía. Como se observa un estilo muy distinto al de sus antecesora socialista, Carme Chacón.

Alegalidad, fervor y contradicciones
La pregunta que se hacen muchos ciudadanos y organizaciones como Europa Laica y MHUEL es: “¿Acaso faltan agentes de  policía; mujeres y hombres que a diario cumplen con su trabajo y son más merecedores de estas condecoraciones?”. Y es que entre el fervor de parte de la sociedad española, coexiste otra parte a la que todo esto le toca la fibra sensible por no “comulgar” con estas injerencias. La Semana Santa y otras efemérides religiosas, así como la colisión con el principio de aconfesionalidad del Estado recogido en el artículo 16.3 de la vigente Constitución, va continuar siendo objeto de polémica. Una relación, lo religioso, lo atávico, las costumbres que infringen las normas pero que cuentan con miles de apoyos populares y son hechos controvertidos. La Semana Santa y los legionarios, con devotos y enemigos acérrimos, es un debate abierto y a veces contradictorio. Con respeto y tolerancia pero con lealtad a las leyes, hay que abordarlo. Dificíl dilema, pero necesario.