La única que no se ha sumado a la manifestación contra las políticas de Mañueco y Gallardo que ha vivido Valladolid la mañana de este sábado ha sido la borrasca Karlotta, que ha dejado el protagonismo cívico y cinematográfico, de momento, al sol y las temperaturas agradables que han permitido batucadas, zancudos y la participación de 30.000 personas, muchas de los cuales han llegado a la capital castellana en más de una treintena de autobuses desde toda la comunidad autónoma, según datos de los convocantes.

La cita de este 10F remarcado en negrita en el calendario de la ciudad y blindada por las fuerzas de seguridad, con un “despliegue sin precedentes”, era a las puertas de la Consejería de Sanidad, en el Paseo de Zorrilla de Valladolid, a las 12 del mediodía, pero los manifestantes tardaron una hora y media en terminar de llegar a la Plaza Mayor.

Allí se leyó un manifiesto por la defensa de los principios y valores democráticos, contra la censura y por el “respeto” a Castilla y León frente a las políticas de la extrema derecha, de las que responsabilizan no sólo a Vox, sino al necesario apoyo de la derecha del Partido Popular, que ha dado cabida a los ultras en las instituciones de toda España, empezando por las de esta comunidad autónoma.

La primera de muchas

Sólo horas antes de la celebración de la gala de los Goya, la ciudad del Pisuerga ha sido escenario de una protesta que ha sido calificada por los convocantes como la mayor de las celebradas en la ciudad y “sólo la primera” de muchas más mientras el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, mantenga en el Gobierno como vicepresidente a Juan García-Gallardo y el resto de consejeros del partido de Santiago Abascal.

Sindicatos, partidos y un centenar de colectivos

A esa cita, y a la cabeza de la marea humana que se extendió por el céntrico Paseo de Zorrilla, numerosos pesos pesados del sindicalismo, comenzando por sus líderes nacionales, Unai Sordo, de CCOO, y Pepe Álvarez, de UGT o autonómicos, Faustino Temprano, de UGTCyL, y Vicente Andrés, de CCOOCyL.

No faltaron las caras más conocidas del PSOE de la comunidad — con Luis Tudanca a la cabeza— de Podemos —Pablo Fernández—, o el diputado de Sumar Enrique Santiago, además de numerosas presencias del mundo del feminismo, colectivos LGTBI, asociaciones vecinales, de inmigrantes, agrarias, sanitarias y, sobre todo, de la cultura —artistas, actores, músicos...— a quienes puso voz Jesús Cifuentes, de Celtas Cortos.

“Este día nos reúne a todos y todas por luchar por nuestra identidad y la cultura de este territorio que nuestro gobierno de la derechona está pisoteando”, dijo Cifuentes, “y nuestra identidad es una gran encina, un poema que tenemos que regar entre todos y entre todas, y no podemos tolerar que nos lo estén pisoteando; esta manifestación alza nuestros corazones y puños por que todo este proceso cambie, y esa es nuestra pelea”.

Un día histórico, un punto de inflexión”, dijo Pablo Fernández, “hoy se pone de manifiesto que la ciudadanía castellana y leonesa quiere otro tipo de políticas en las que no quepan el odio, la xenofobia ni el fascismo, y con esta unidad de la sociedad vamos a poner la primera piedra para cambiar este gobierno”.

No es sólo la extrema derecha

“Es muy fácil echarle la culpa a la extrema derecha”, intervino Sordo, “que representa lo peor de la sociedad española, pero la gran responsabilidad de la incidencia política de la extrema derecha la tiene en el caso de Castilla y León, Mañueco, y el Partido Popular”, al que reclamó que “no compre el marco político que le oferta la extrema derecha, la mayor amenaza a la convivencia constitucional de nuestro país”.

“Este gobierno le está haciendo mucho daño a esta tierra”, añadió Tudanca, “no nos merecemos que la extrema derecha haya cogido de rehén a Castilla y León con la complicidad del Partido Popular”.

El manifiesto con base en los Goya

Los convocantes citan en su manifiesto la celebración en Valladolid de la entrega de los Goya, este mismo sábado, que califican como “un gran acontecimiento para la ciudad y para Castilla y León, acto cultural anual de importancia singular que se celebra de forma descentralizada en nuestra ciudad”, algo que apoyan “sin ningún tipo de duda”.

No obstante, señalan, igualmente, su respaldo “al mundo de la cultura y a sus gentes, su trabajo en libertad, el escrupuloso respeto democrático a la creación y al desarrollo cultural libre y diverso”, de lo que, consideran, la entrega de los Goya forma “parte indiscutible”.

En este sentido, anuncian que aprovechan tan señalado día “para denunciar la actuación de la Junta de Castilla y León en estos ámbitos culturales, especialmente a través de los responsables de la extrema derecha en el gobierno autonómico y en los ayuntamientos donde gobiernan en coalición con el PP”, recordando las “muestras de obscena censura directa” y a través de las “nuevas programaciones”, donde “se excluye lo ajeno a sus ideas y sus mitos”.

Recordando algunas de las decisiones de la Consejería de Cultura, en manos de Vox, en los dos años de gobierno, temen que “esto no ha hecho más que empezar y surgen casos de este tipo cada día en todo el territorio nacional”, por todo lo cual, piden “Respeto”.

Los discursos de odio de Gallardo

A ello ligan los discursos de odio del vicepresidente de la Junta, Juan García-Gallardo, que califican de “incendiarios, falsos y xenófobos” y que “son conocidos en toda España”.

Los convocantes critican “su política educativa clasista, apoyando a los centros concertados en detrimento de la escuela pública, con una clara intención ‘reeducadora’ basada en los principios conservadores que marca la extrema derecha” y su forma de calificar, añaden, “como vagas a las personas de nuestra comunidad”, mientras los jóvenes la abandonan por falta de oportunidades.

A todo ello suman el ataque a los derechos y libertades de las mujeres y colectivos LGTBI, mediante el negacionismo de la violencia de género, el anuncio de protocolos antiaborto o el rechazo a la colocación de sus banderas en edificios oficiales en sus días conmemorativos.

Persecución a los sindicatos

No olvidan, por supuesto, lo que califican de “persecución en Castilla y León a las organizaciones del ámbito laboral y la degradación absoluta de las relaciones laborales y del mundo del trabajo”, que son, afirman, “una característica propia de sus políticas”.

Concluyen acusando a la ultraderecha de “ineptitud, comprobada e incluso promovida para degradar las instituciones democráticas, insulto permanente, obscenas demostraciones de patrioterismo barato y exacerbada actitud beligerante contra los que no piensan como ellos”, con lo que entienden que “están envenenado la política, la sociedad en su conjunto y están poniendo en peligro la convivencia y la propia democracia en nuestro país y especialmente en nuestra Comunidad”.