Borja no actuó en legítima defensa, como se ha vendido desde sectores de la derecha mediática y Vox. De hecho, quienes defienden la libertad del joven por “legítima defensa” obvian que Borja era consciente de lo que podían suponer sus golpes. Además, como también se desliza en la sentencia, el condenado omitió el socorro al ladrón al dejarlo en el suelo.

La sentencia del Juzgado de lo Penal número 9 de Málaga desliza que el joven no actuó en “legítima defensa”, principal argumento esgrimido por Vox para solicitar su puesta en libertad y/o indulto. Este fallo fue, posteriormente, ratificado por la Sección 2ª de la Audiencia Provincial de Málaga.

Por su parte, después de que el caso saltara al foco mediático, la Fiscalía de Málaga pidió que, tal y como requería la defensa, se suspendiera la pena. Sin embargo, paralelamente, para evitar su ingreso en prisión, Vox organizó una recogida de firmas y fondos para que Borja pudiera pagar la indemnización, algo que se abordará después.

En primer lugar, cabe subrayar los hechos probados, muchos de los cuales se han perdido por el camino durante estos días. El tribunal considera que el 8 de febrero de 2015 a las 7:45 de la mañana, Borja auxilió a “María Jesús G.R., quien estaba siendo golpeada por Pedro T.T. e Isabel C.N. para sustraerle el bolso que portaba”. Sin embargo, la sentencia no considera probado que la víctima del hurto fuera "pateada en el suelo" como desliza la defensa y los medios que le apoyan.

Tras contemplarlo, Borja salió corriendo tras los dos ladrones mientras que los acompañantes del joven atendieron a María Jesús. El fin del condenado era “recuperar el bolso sustraído”. Sin embargo, cuando este alcanzó a Pedro y, “ante la negativa de este de entregar” el objeto sustraído, se produjo un “forcejeo” entre los dos.

De este modo, el malagueño, “siendo consciente de las graves consecuencias que podría causar su acción”, propinó dos puñetazos, “uno en la cabeza y otro, bien en el mismo lugar, bien en el cuello o en el hombro, que determinó que cayera al suelo”. A pesar de esto, el fallo recoge que Borja no pretendía la “efectiva producción” de las citadas “consecuencias". Días después, el ladrón falleció a causa de un traumatismo craneoencefálico con hemorragia cerebral cuyo origen no queda bien delimitado si fue fruto de los puñetazos de Borja o de haberse golpeado en el suelo al caer.

Diferentes versiones

Desde que el domingo el diario El Mundo publicara el reportaje que volvió a poner en el candelero el caso de Borja (ocurrido en 2015), se ha contado que la mujer a la que robaron el bolso estaba siendo pateada por los ladrones desde el suelo, según la versión de la defensa y que ha sido reproducida en los medios. Sin embargo, el Tribunal no lo considera como un hecho probado, pues carece de evidencias.

Sin embargo, en contraposición a la primera versión de El Mundo, un tuitero se dedicó a recopilar datos sobre el caso para desmontar la visión “altruista” de Borja. En su hilo, incluyó una presunta batería de declaraciones de los testigos que presenciaron la agresión de Borja – un kiosquero y la acompañante del ladrón -. Aseguraron que el condenado golpeó en el suelo al ladrón causándole la muerte. Sin embargo, este hecho tampoco ha podido ser probado pero ha sido ocultado en la campaña mediática. Además, según este tuitero, el propietario del kiosco cambió su versión en el juicio.

¿Legítima defensa?

A través de los hechos expuestos y probados, el tribunal decidió que Borja no actuó en legítima defensa. El juez consideró que sus actos fueron constitutivos de un delito por “homicidio imprudente”. Justifican su respuesta en que Borja llevó a cabo “una acción sin la diligencia debida”.

Consideran que los puñetazos “hubieron de ser suficientemente intensos como para producirle” heridas graves, amén del traumatismo. El condenado, además, por su condición de portero de discoteca (según desveló Diario Sur y que) y físico, debía ser consciente de la gravedad que podrían acarrear sus actos tras esos dos golpes. La profesión de Borja no es baladí, pero también fue ocultada por el reportaje viral de El Mundo, que se limitó a señalar que "por aquel entonces trabajaba en una discoteca", sin entrar en más detalles, a pesar de que la crónica si se deleitaba en aspectos como el color de sus ojos, la forma de su mandíbula o su caraceter "bonachón".

Por tanto, a tenor de estos acontecimientos que quedaron probados durante el proceso, para que exista legítima defensa debe producirse previamente una “agresión ilegítima”, la cual se produce cuando se crea un “riesgo inminente para los bienes jurídicos defendibles” y, a su vez, “obliga a una reacción adecuada” para mantener la integridad de los bienes.

Omisión de socorro

Además, Borja no socorrió al ladrón después de que sus dos golpes lo dejaran tendido en el suelo. Según reza la sentencia, el condenado admitió que abandonó a Pedro a su suerte sin siquiera llamar a los servicios de emergencia.

Como quien iba con el fallecido (la otra persona que participó en el robo) se quedó con él, pensó que se quedaría acompañado y, por eso, regresó con María Jesus”. En su declaración, Borja alegó que no regresó al lugar de los hechos por miedo a que el ladrón “se levantara e intentara agredirle”.

La intromisión de Vox

Después de que El Mundo publicara la ‘heroica’ y ‘altruista’, a la par que ‘desgraciada’, la formación ultraderechista no dejó pasar la oportunidad para sacar rédito político e intentar adueñarse del caso para sustentar su postura sobre la “legítima defensa”, como ha mostrado de manera evidente la diputada Macarena Olona.

La formación ultranacionalista ha defendido, desde su creación, que las personas que actúen bajo esta condición no pueden ingresar en prisión, sino que deben ser tratados como héroes. De hecho, solicitan la Medalla al Mérito Civil para Borja, amén de iniciar una campaña en redes sociales para lograr tanto el indulto como una donación para sufragar la indemnización de Borja ante causa tal injusta. De esta manera, además, aprovechan para legitimar su discurso sobre la tenencia de armas. Una polémica medida que levantó gran polvareda.

Al principio, Borja rechazó las donaciones que provinieron de la campaña en redes sociales de la fuerza ultra. Sin embargo, según su abogado, al enterarse de que el dinero no podía ser devuelto al tratarse de donaciones anónimas, finalmente, las aceptó y dispondrá de 112.000 euros para hacer frente a los 180.000 de indemnización.