El mundo está en vilo. Y no le faltan razones. Es imposible no ver la futura presidencia de los Estados Unidos desde una perspectiva holística, ya que no podemos ignorar que las decisiones que se tomen en la primera potencia mundial nos afectan directa e indirectamente. Clinton tan solo aventaja un punto al nacionalista uniformista Donald Trump, quien resumió esta batalla electoral como una lucha entre el "globalismo y el americanismo".

Como todo en la vida, este titular tiene dos lecturas. La primera de ellas, son las angustiosas consecuencias mundiales que pueden predecirse del hecho de que Donald Trump llegue a la presidencia de los Estados Unidos. La segunda, los daños colaterales para el medio ambiente que dicha presidencia puede crear.

Las graves consecuencias del "calentón Trump"

Actualmente, China y Estados Unidos son los países que más gases con efecto invernadero emiten de todo el planeta. Hablando en plata: las decisiones que tome Estados Unidos con respecto al cambio climático nos afectan a todos los terrícolas. Hasta ahora, la administración de Obama se había mantenido firme en este sentido, llegando incluso a liderar recientemente el acuerdo del Clima de París, en el que su gobierno ha apostado por las energías renovables sobre el carbón.

Si bien Hillary Clinton ha prometido mantener estas políticas, Trump ha anunciado que pasará olímpicamente del acuerdo de París en cuanto llegue a la presidencia. Y no solo eso, para rematar esta fanfarronería se ha erigido como el futuro salvador de la industria del carbón

Las graves consecuencias de las decisiones anunciadas por el candidato republicano llegaron a movilizar hace unas semanas a más de 400 científicos, entre los que figuraban 30 premios Nobel. Según afirmaban en una carta pública dirigida a los negacionistas, "el cambio climático de origen humano no es una creencia, ni una farsa, ni una conspiración. Es una realidad física".

La decisión de Trump de cancelar el acuerdo de París (al que han bautizado como Parexit) ha sido tomada por los expertos de todo el mundo con una gran preocupación: "Un Parexit enviaría un claro mensaje al resto del mundo: 'Estados Unidos no se preocupa del problema del cambio climático causado por el hombre'".

El 'regalo envenenado' de Trump

Aunque hay que reconocer que Hillary no tiene un plan perfecto para luchar contra el calentamiento global, al menos muestra cierto en interés en reducir su huella de carbono en el mundo. Y lo que es más, su plan no es tan extremo como el del otro candidato, que pretende regalar a nuestro ya más que contaminado mundo, 3,7 millones de toneladas de dióxido de carbono extra según una investigación publicada por un grupo de analistas independientes en Lux Research.

Para que os hagáis una idea, esa ingente cantidad de gases de efecto invernadero viene a ser la huella del carbono de Canadá... multiplicada por seis. "Los analistas independientes no apoyamos candidatos, pero los datos obtenidos y el pertinente análisis realizado, muestran claramente que las políticas de energía -y las emisiones resultantes- irían en direcciones muy distintas con Clinton y Trump", reconoce Yuan-Sheng Yu, uno de los analistas que ha participado en la investigación de Lux Research.

Según los cálculos de los analistas, basados en los programas actuales de política energética de ambos candidatos, "el cambio climático no ha sido uno de los protagonistas en la cobertura de los medios de comunicación en estas elecciones, pero los votantes deben ser conscientes de las consecuencias de su voto sobre un tema tan importante".

Lo que implica la cancelación del acuerdo de París

Si Trump llega al poder, el acuerdo de París sería vetado. Sus terribles consecuencias pasarían por retomar el proyecto del polémico oleoducto Keystone XL, levantar las restricciones impuestas sobre la industria de los combustibles fósiles, promover el gas natural e intentar 'colar' a los norteamericanos un producto inexistente inventando por Donald Trump: el "carbón limpio". Además, para rematar la jugada, el candidato republicano pretende cortar la financiación de la Agencia de Protección Ambiental y cancelar el plan de energía limpia.

Por el contrario, si Hillary llega a la presidencia, fortalecería el acuerdo de París sobre el cambio climático, impulsaría la inversión en energías renovables, reduciría las emisiones de gases invernadero en un 30% para el 2025, disminuiría las ayudas destinadas a las industrias que más huella de carbono producen e invertiría una mayor parte de sus presupuestos en I+D+i. Por otro lado, la candidata demócrata mantendría las ayudas destinadas a naciones más pobres (medida tomada durante el gobierno de Obama), con el fin de asegurarse una exitosa transición a fuentes de energía más limpias en el menor tiempo posible.

Y como es de sospechar (basándonos en la experiencia diplomática), la administración de Clinton cooperará con el resto del mundo para reducir las emisiones globales de carbono. Algo que un negacionista del cambio climático como Trump, jamás hará. Para muestra, un botón.