La tan histórica como tensa rivalidad futbolística entre el Real Madrid y el FC Barcelona parece haberse trasladado al ámbito cultural. De un tiempo a esta parte, el Teatro Real de Madrid y el Liceu Opera de Barcelona compiten por ver quién ostenta una mejor y más amplia oferta de espectáculos, concretamente, de ópera. Una sana competición que en las últimas semanas se ha acentuado -con la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado- por un presunto trato de favor del ministro de Educación, Cultura y Deporte, Íñigo Méndez de Vigo, al espacio situado en la Ciudad Condal en pleno procés catalán y con el referéndum 1 de octubre a la vuelta de la esquina.

Ambos teatros reciben una notable contribución de dinero público rubricada en los Presupuestos. La cartera de la que es titular el portavoz del Gobierno, Méndez de Vigo, ha otorgado al Teatro Real en torno a 9 millones de euros en calidad de subvención, mientras que al Liceu poco más 7 millones. La diferencia del dinero público que reciben es sobresaliente comparada con otros teatros como La Maestranza de Sevilla (1,6 millones) o el Palau de les Arts (0,6). Asimismo, a simple vista pudiera parecer que el Teatro Real es el gran beneficiado, sin embargo, hay que bucear entre ese maremágnum de datos económicos para confirmar que no es así.

El peso de la financiación pública

El Estado otorga semejante cuantía en calidad de subvenciones (muy por encima del montante que reciben otros teatros) para mantener la calidad de dos de sus buques insignia de la oferta cultural. La cuestión es el peso de la financiación pública en las cuentas de ambas salas. En el caso de Liceu, los fondos públicos suponen en torno al 45% del presupuesto del teatro barcelonés, mientras que en el madrileño suponen un 30%. Las cifras bailan un poco, puesto que desde el Liceu aseguran que no se llega llega al 40% del peso presupuestario desde la temporada 2012/2013; mientras que, desde el ministerio, mencionan que “la dependencia del Real de las subvenciones es del 30% y la del Liceo bordea el 50%”, tal y como apunta El País.

En consecuencia, e independientemente del baile de cifras, proporcionalmente el Liceu recibe más subvenciones públicas que el Teatro Real. Una discriminación positiva que responde a la deuda financiera generada por la sala de la Ciudad Condal, que se estima en 15 millones de euros, según datos de El País. De hecho, Roger Guasch, el director del Liceu Opera de Barcelona, pidió ayudas económicas al Estado por valor de cuatro millones para saldar sus deudas.

En cualquier caso, el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte mantiene una subvención con un mayor peso proporcional para el Liceu que, a pesar de arrastrar una deuda crediticia de 15 millones, cerró 2015/2016 con un ligero superávit de 26.000 euros. Y todo esto con una convulsa coyuntura política como telón de fondo y con el referéndum catalán convocado por el president de la Generalitat, Carles Puigdemont, quien está decidido a llevar el desafío soberanista hasta las últimas consecuencias (purgas incluidas).