El lunes, en el Círculo de Bellas Artes, a las ocho de la tarde, casi resucitó Pedro Sánchez. Un montón enorme de ciudadanos -de casi mil personas- acudieron a la nueva vida del todavía joven político. La mitad de los asistentes tuvieron que contentarse con seguirlo en una gran pantalla, y otros tantos, se quedaron con las ganas de entrar. 

En despachos del PSOE de la madrileña calle Ferraz, muchos creyeron que por fin se había ido para siempre, después de tantos y tan malos tiempos. Pero lo cierto es que Sánchez ha vuelto, y está dispuesto a liderar al socialismo verdadero. Y que no toquen violines aquellos que se mueven, de cuando en cuando, por la ruta del cinismo, respetando a los despistados de buena fe y a los discrepantes convencidos

Muchos creyeron que por fin se había ido, pero Sánchez ha vuelto, y está dispuesto a liderar al socialismo verdadero

Sánchez pretende demostrar que no busca un nuevo espacio a la izquierda del PSOE, sino reforzar los principios de siempre de la socialdemocracia: libertad, igualdad y solidaridad. Principios que “otros han olvidado”. El adversario ideológico al que quiere oponerse Pedro Sánchez es el “capitalismo neoliberal y el conservadurismo del PP”.

Ha vuelto Pedro para defender un PSOE libre de no pocas injerencias de las poderosas élites. Un modelo territorial basado en la reforma constitucional federal, que reconozca el carácter plurinacional del Estado.  No se oyó cantar la Internacional, ni nadie levantó el puño. La canción coreada por todos fue 'Color de Esperanza' de Diego Torres, que tiene el estribillo “Saber que se puede”.

¿Podrá Pedro Sánchez? Si consigue ser elegido secretario general, ¿podrá unificar el partido que todavía sangra por sus costuras? Algunas encuestas internas apuntan optimistas, pero aún falta que Susana Díaz se pronuncie y que el también candidato Patxi López acabe haciendo buenas migas con Sánchez. Aún no se sabe quién podrá.