La publicación este martes de los papeles originales de la contabilidad B del PP no ha variado en absoluto la estrategia genovesa de negar la mayor. No reconocen el documento entregado ayer por Pedro J. Ramírez -a quien a su vez se lo había entregado el propio Bárcenas-, insisten en la transparencia de sus cuentas y en la legalidad de las retribuciones a sus altos cargos.

En un avalan sus argumentos asegurando que su contabilidad es única y que está sometida a la fiscalización del Tribunal de Cuentas. También dicen estar "a disposición de la justicia" y que mantiene su colaboración "para que ésta pueda llevar a buen término sus investigaciones a la mayor celeridad posible".

Pese a estas buenas palabras, lo cierto es que esa transparencia de la que presume el PP no es tal. Pese a los golpes de pecho de que llegarán hasta el final "caiga quien caiga", lo cierto es que siguen sin responder a preguntas clave sobre el caso, especialmente en momentos clave. El propio Rajoy, por ejemplo, preguntado por las graves acusaciones de Bárcenas en El Mundo, eludió contestar a las preguntas de la prensa al respecto. Sí compareció Cospedal pero sus explicaciones parecen más bien una tomadura de pelo.

La secretaria general del Partido Popular, María Dolores Cospedal, durante la rueda de prensa que ofreció hoy en la sede nacional del PP. EFE



Según la número dos del PP, especialista en conspiraciones contra el partido, todo es mentira. "De esas cosas que se cuentan... las mentiras no se documentan. Así de claro”, sentenció. Según ella, lo publicado por El Mundo, eras cosas ya conocidas. Nada nuevo, vamos. ¿Qué dirá hoy de los manuscritos originales? Hasta ahora, Génova había infravalorado los llamados papeles Bárcenas por tratarse de unas fotocopias. Los que ha hecho públicos este martes el diario de Pedro J. dejan a los pies de los caballos la estrategia del PP. Además, no son unas hojas contables cualquiera, van directamente a la yugular de Mariano Rajoy al evidenciar una ilegalidad: cobró siendo ministro, algo prohibido expresamente por la ley de incompatibilidades.

En cuanto a la colaboración con la justicia de la que también presumen, habría que recordar cómo han intentado desde el principio obstruir la causa hasta el punto de que el juez Ruz no ha tenido más remedio que expulsarles.