El cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio saluda tras ser elegido hoy nuevo Papa en la plaza de San Pedro de la ciudad del Vaticano / EFE



Casi una hora después de la fumata blanca, la Iglesia ha anunciado el nombre del nuevo papa: Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires, quien ya ha saludado a los fieles pidiéndoles que recen por él y por su antecesor Benedicto XVI y deseando que se inicie hoy un camino de "fraternidad" y "nueva evangelización". Bergoglio es el primer papa hispanoamericano de la historia, y también el primer jesuita.

Influyente pero no aparecía en las quinielas
Este jesuita argentino fue según medios de su país el más votado en el cónclave anterior después del alemán Joseph Ratzinger y se le atribuía un papel influyente en esta nueva elección, pero los analistas apuntaban que su edad (76 años) le restaba oportunidades en esta cita.

"Cercano" y "perfil bajo"
Un corresponsal argentino ha explicado a la cadena COPE que las características que definen a Bergoglio son "la humildad, la sencillez, es muy difícil que dé entrevistas, es de un perfil muy bajo pero cercano a la gente". Un perfil en el que ha insistido el expresidente de la Conferencia Episcopal Española, Ricardo Blázquez, quien ha insistido en que seré un "papa cercano" y un "pastor próximo a las personas". Blázquez también ha destacado que procede del continente con mayor número de católicos.

Su biógrafo le define como "austero" y "moderado"
En medios latinoamericanos presentan a Bergoglio como alguien "austero" que rehuye el boato y el lujo, "moderado con mentalidad flexible", pero según su biógrafo oficial, Sergio Rubín, no es ni un teólogo de la liberación ni un "tercermundista", aunque sí pasa mucho tiempo con los pobres.

Roces con el gobierno argentino por los derechos homosexuales
En un comentado discurso de hace un año, criticó a quienes no bautizan a los hijos de madres solteras: "Clericalizar la Iglesia es hipocresía farisaica. La Iglesia del 'vengan adentro que les vamos a dar las pautas acá adentro y lo que no entra no está', es fariseísmo". Pero también se enfrentó a la presidenta Cristina Fernández por la legalización del matrimonio homosexual y las adopciones de niños por parte de homosexuales, por lo que la presidenta le acusó de mantener posturas de "la época medieval y la Inquisición".

Críticas por su tibieza ante la dictadura
En Argentina también se le ha criticado por no haberse opuesto públicamente a la dictadura militar de 1976-1983, cuando las víctimas y sus familiares solían denunciar secuestros, tortura y muerte a los sacerdotes que supervisaba como líder de la orden jesuita en Argentina.