Se cumplen cinco años desde el fallecimiento de la que fuera conocida como ‘la alcaldesa de España’, Rita Barberá, la mujer que tenía en su poder el carnet con el número 3 del Partido Popular. La alcaldesa que, vestida con sus trajes rojos, consiguiera las mayores mayorías absolutas del PP en la ciudad de Valencia. Pero se celebra la efeméride con su legado en la picota: todo su grupo municipal ha sido procesado por blanqueo de capitales dentro del caso Taula.

Barberá alcanzó la alcaldía el 5 de julio de 1991. Rita no había ganado las elecciones, había capitulado ante la socialista Clementina Ródenas, pero un acuerdo entre el Partido Popular y Unió Valenciana sirvió para arrebatarle el gobierno al PSPV. Así, a los nueve concejales del PP se sumaron los ocho de Unión Valenciana, formación de Vicente González Lizondo, que con el ‘pacto del pollo’ también le daría la Generalitat a Eduardo Zaplana, y con la suma de ambos partidos consiguieron superar los catorce de los socialistas. Corría 1991, pero no sería hasta 2015 cuando la todopoderosa alcaldesa perdería el bastón de mando.

El Gobierno de Barberá ha estado rodeado de luces y sombras. En Valencia, es hoy el día que se sigue hablando de cómo hizo crecer la ciudad: la Copa América, la Ciudad de la Artes y las Ciencias, la consolidación de Camps y Rajoy se tuvieron lugar en la capital del Turia bajo la mirada, y la batuta, de la alcaldesa de España.

Pero las sombras también han planeado siempre sobre la figura, siempre polémica, de Barberá: el accidente de metro, la visita del Papa y la Fórmula 1 (ambas investigadas por Anticorrupción), aunque no fuera la figura principal de los mismos. Aunque sobre todo han sido dos temas los que rodean su nombre y su legado: el pitufeo en el caso Taula y el caso Azud (vio la luz con Barberá ya fallecida).

El caso Taula fue el principio del fin de Rita Barberá. Tras perder las elecciones en 2015 contra Joan Ribó, Barberá fue nombrada senadora territorial. Pero al poco tiempo, el 26 de enero de 2016, saltaba la liebre: un juzgado investigaba a todo el grupo municipal, incluida a Barberá, por blanqueo de capitales. Fue entonces cuando comenzó su vía crucis personal.

Dos ruedas de prensa multitudinarias; los vicesecretarios del Partido Popular, entre los que estaban Maroto, Levi y el actual líder de los populares Pablo Casado, pedían día tras día su dimisión en público y en privado. Una presión que hizo una inmensa muesca en la otrora poderosa dirigente del PP. Frases como la pronunciada por Casado: “Que dé un paso atrás”, en referencia a que dejara el escaño del Senado la hundieron.

De hecho, hasta José María Corbín, su cuñado, casado con su hermana y jefa de gabinete Asunción Barberá, fue lapidario tras el fallecimiento de Barberá. Corbín aseveró en una entrevista en la COPE: “Ha muerto de pena, y, en esa pena, la fundamental aportación la han tenido los suyos”.

Pero el tiempo todo lo cura. Y para muestra, un botón. De aquellos vicesecretarios del PP que tanto decían contra ella, ahora no queda nada. Y la líder del PP de la ciudad de Valencia ha decidido encumbrar su figura, y su legado, hasta tal punto que para ella el pitufeo es como si no existiera, no en vano tiene tres asesores procesados por ese tema y una cuarta, sobrina de Rita Barberá, imputada en el caso Azud que investiga el presunto amaño de contratos públicos en el consistorio a cambio de mordidas.

No hace ni una semana que Catalá, lejos de asumir un perfil bajo mientras se termina de perfilar la causa judicial, decía que "hasta que no haya una sentencia firme" sobre la etapa de Rita Barberá como alcaldesa, su partido no va renegar "de nada de todo lo que ha hecho por Valencia". "Sé que pone mucho hablar de la etapa de Rita, pero es una persona que ha sido muy importante para Valencia, una gran alcaldesa y el ejemplo de la ciudad que tenemos".

La figura de Barberá ha vuelto tanto a la palestra que, en la última convención nacional del PP, su nombre se encumbró a los altares. Hasta tal extremo se la mencionó que, Catalá llegó a decir que la exalcaldesa "convirtió a Valencia en la mejor ciudad del mundo". Y añadió que Valencia "necesita la mano de una mujer que prosiga con las políticas de Barberá. Así, tras cinco años de su muerte, y tras picos y valles, su nombre sigue iluminando la política valenciana con un letrero de neón.