Imagen de archivo de María Montserrat González Fernández, de 55 años, saliendo de la Comisaría de León. EFE



 

La jueza que instruye las diligencias en el asesinato de la expresidenta de la Diputación y del PP en León, Isabel Carrasco, ha autorizado que un especialista en psiquiatría forense y un médico evalúen la salud mental de Montserrat González y su hija  Triana Martínez,  en prisión después de que la madre confesara haber sido la autora de los disparos que acabaron la vida de la política leonesa en plena calle y en plena campaña a las elecciones europeas. Madre e Hija eran afiliadas del PP y la hija, Triana, había trabajado en la Diputación colocada directamente por Carrasco quien la despidió un par de años después.

La defensa alega trastorno mental
La defensa de las imputadas por el asesinato solicitó el reconocimiento médico, que ha sido autorizado por la juez que instruye el caso, porque basa su estrategia legal en demostrar que madre e hija padecen o padecieron algún tipo de alteración mental transitoria que les llevó a preparar y cometer el crimen. Si se demostrara dicha alteración mental lo presentarían como atenuante.

La juez ha autorizado al especialista en siquiatría forense, Tomás Ortiz Valero, y al médico Javier Ladrón de Guevara, a que examine a las acusadas. El reconocimiento se realizará en las instalaciones de la prisión leones de Mansilla de las Mulas, aunque aún está por determinar la fecha en la que se realizará.

La madre sancionada por mal comportamiento
Madre e hija fueron detenidas a los pocos minutos del asesinato de Carrasco gracias a que un policía nacional jubilado que paseaba por la zona reconoció a la autoría de los disparos, Montserrat González, esposa del comisario jefe de policía de Astorga. Inicialmente mostraron una gran frialdad en las declaraciones y negaron cualquier participación en los hechos, hasta que 24 horas después de su detención, la madre confesó para que dejaran en paz a su hija Montserrat González declaró que había asesinado a Carrasco por venganza: "No podía más, tenía que hacer justicia, Isabel le hacía la vida imposible a mi hija". La autora declaró que Carrasco había despedido a Triana de la Diputación, impedía que la contrataran como técnico de telecomunicaciones en los ayuntamientos donde gobernaba el PP y le había impedido desarrollar su carrera política, dado que Triana había ido en las listas del PP a las elecciones municipales en Astorga, aunque no resultó elegida.

Pocos días después de ingresar en prisión madre e hija fueron confinadas en la misma celda, dado que Triana presentaba un cuadro de depresión y suplicaba que la pusieran con su madre. Sin embargo la madre mantiene un comportamiento rebelde y se niega a cumplir las órdenes de los funcionarios, lo que ha provocado que haya sido sancionada ya en una ocasión, según han confirmado fuentes penitenciarias a medios locales leoneses.

La policía pide la libertad
Raquel Gago, la policía municipal imputada en el caso, permanece también en prisión porque la juez ha desestimado su puesta en libertad. Gago está imputada porque a las 48 horas del asesinato entregó a la policía la pistola con la que se produjeron los disparos, y aunque ella declaró que se la encontró en su coche y no sabía que estuviera allí, la juez considera que hay que esclarecer si colaboró o no con Triana, amiga suya, en el intento de hacer desaparecer el arma homicida. La defensa de  la policía ha recurrido la denegación de libertad ante la juez del caso, y ya ha anunciado que si de nuevo es denegada, recurrirán a la Audiencia Provincial.