Hace unos cuantos años ya, en la ciudad de Pontevedra, un alcalde recién llegado y, para más señas, nacionalista, decidió tras los correspondientes estudios dar un cambio al centro de esta capital de provincia de 82.000 habitantes. 

Los planes pasaban por peatonalizar el área central del municipio, incluida la zona histórica. El objetivo, que sigue proclamando el Ayuntamiento, era recuperar la ciudad para los peatones, para lo cual, además, se apostaba por una ambiciosa política de eliminación de barreras arquitectónicas. 

En aquel momento, en una Pontevedra, sí la de Mariano Rajoy, que hasta entonces era popular como Alianza, Partido o con un independiente que también lo había sido, salieron a las calles miles de personas azuzadas por las "fuerzas vivas", con manifestaciones contra la peatonalización perfectamente organizadas con tintes políticos.

Han pasado dos décadas desde el comienzo de aquel plan y en Pontevedra, que sigue conservando ese aire de capital de provincia con todo lo que conlleva, continúa gobernando el mismo alcalde nacionalista, Miguel Anxo Fernández Lores. El propósito de recuperar la ciudad para los ciudadanos parece que ha funcionado, o así lo demuestra el hecho de los numerosos premios internacionales (Hong Kong, Nueva York, Dubai...) cosechados, entre ellos el de 'Ciudad más cómoda de Europa para vivir', en la que, además de beneficiarse los vecinos, los comerciantes han visto como se han revitalizado sus actividades, sin mencionar el incremento del turismo.

Madrid frente a Pontevedra

Trasladar el proyecto de Pontevedra a Madrid es impensable, a priori. Sin embargo, sí cabe una comparación, la que tiene que ver con la reacción de las "fuerzas vivas" madrileñas que Esperanza Aguirre busca volver a encabezar.

En la pequeña capital de las Rías Baixas esa reacción frente al Ayuntamiento se inició con pequeños conatos, amenazas de denuncias, cierres masivos de comercios... un pequeño caos que concluyó con la mencionada y multitudinaria manifestación. Siempre con el PP al frente.

Madrid no es Pontevedra, porque la Gran Vía no es la calle Benito Corbal. Sin embargo, Aguirre, tras la amenaza de denuncia, tirará de esas fuerzas vivas y lo siguiente será una convocatoria de manifestación contra el proyecto provisional de Manuela Carmena. Hace veinte años en Galicia y en Madrid no había redes sociales; ahora, en ambos lugares, plataformas como Twitter marcan mucho.

A raíz de este asunto tan castizo, la red del pájaro azul ha servido para contrarrestar el intento de la otrora 'lideresa' de convertirse en una heroína que busca defender a los 'suyos' y, de paso, recuperar ese afán de protagonismo que siempre le ha gustado.

Los tuiteros parece que le han parado los pies -aunque ella seguirá insistiendo- recordándole, por ejemplo, aquello de sus gustos por aparcar en Gran Vía, donde no debe y jugar a las 'carreras' con los agentes de movilidad. Vamos, que a Esperanza Aguirre, se le empieza a pinchar en las redes lo de la manifestación...