La magistrada de la DANA, Nuria Ruiz Tobarra, ha denegado la soicitud de la conspiracionista Yolanda Garrido Ramos, la misma que aseguró que la DANA fue provocada por “masones”, “altos cargos”, “gente satánica” y el “poder oscuro” para que cite como testigo al diputado de ERC, Gabriel Rufián, para que explique cómo, cuándo y quién le dio la cuerda de la pequeña Hui. En un duro auto, la juez deniega todas y cada una de las peticiones de esta conspiracionista.
Explica Tobarra en el auto, al que ha tenido acceso ElPlural.com, que "la solicitud de la copia íntegra de la declaración de Salomé Pradas ante la Comisión del Congreso ya se descartó (...). A partir del intento de entrega del trozo de cuerda por el diputado Rufián a la compareciente Salomé Pradas se solicita dicha copia. Se ha de suponer para comprobar cómo se efectuó dicha acción. Dicha copia no aporta nada a la instrucción de la causa, ni a la investigación del fallecimiento de Hui. La representación de Yolanda Garrido no puede actuar en defensa de los intereses de los padres de Hui Sun. Los padres ya tienen quien los defienda como acusación particular".
Sobre la petición de decaración como testigo de Rufián, del que llega a decir que podría haber cometido un delito, la juez es más que clara: "Ni se afirma por la representación de Yolanda Garrido Rosa, ni se conoce qué delito habría cometido el Sr. Rufián, ni qué relación tendría con la investigación objeto de la causa".
Sobre Hui
Pero si hay algo en el auto que es lapidario, es la referencia que hace a la pequeña Hui a sus padres, y a cómo se ahogó. Dice el auto: "El padecimiento y muerte de la menor de nacionalidad china, el dolor de su familia y las circunstancias de su fallecimiento son ampliamente conocidos. La niña no es sino Hui, de 11 años de edad. Su hermano más pequeño, de 4 años, consiguió salvarse. Su hermana más mayor de 16 años también se salvó. No estaba con ellos cuando pereció Hui".
"Ni la madre de Hui, Xiao Li, ni su padre, Lihu, necesitan que se les cite otra vez, ya vinieron al Juzgado. Tampoco precisan clarificar lo sucedido. Los padres fueron testigos de cómo el torrente de agua arrastraba a Hui. Su padre se lanzó a salvarla. Ni que se les reitere un ofrecimiento de acciones ya realizado. Tampoco deben explicar, ni su familia ni el Sr. Gabriel Rufián, por qué dicho trozo de cuerda se encontraba en poder de dicho diputado. Están en su perfecto derecho de entregárselo a quien estimen pertinente", prosigue el auto.
Y apostilla: "El trozo de cuerda no constituye la prueba del fallecimiento de Hui, ya que su cuerpo fue encontrado, ni de la forma en que falleció. Las circunstancias en las que murió fueron ya narradas, no solo por su familia, sino por una testigo, Verónica Vicent, quien resultó lesionada. Pese a todos sus esfuerzos, no pudo salvarla. Dicha testigo y perjudicada lo relató ante este Juzgado y en la comisión del Congreso. Los padres no es que no necesiten volver a declarar. Es que no deben. No hace falta apelar al Estatuto de la Víctima para saber que es absolutamente perjudicial volver a relatar en sede judicial y de manera injustificada lo sucedido. Tampoco hace falta citarlos para preguntarles qué información recibieron antes y durante la DANA, porque la respuesta es sencilla. ¿Para salvar la vida de su hija?. Ninguna".