El magistrado instructor del caso de las mascarillas del Ayuntamiento de Madrid, que investiga unas presuntas mordidas millonarias cobradas por dos empresarios: Luis Medina y Alberto Luceño, ha ofrecido al Consistorio personarse como perjudicado. Sin embargo, es ofrecimiento choca con la actitud que ha mantenido el Ayuntamiento dirigido por José Luis Martínez-Almeida, que no alertó de ninguna irregularidad. Es más, tuvieron que ser los bancos los que dieran la voz de alarma a la Autoridad Supervisora en materia de prevención del blanqueo de capitales (Sepblac).

De hecho, fue el propio Sepblac quien, tras estudiar la documentación aportada por los bancos, presentaron la denuncia en la Fiscalía Anticorrupción, tal y como ha adelantado la Cadena Ser. Una denuncia que se ha traducido con la querella de Anticorrupción en la que acusa a ambos empresarios de haber cobrado mordidas cercanas a los seis millones de dólares por los contratos para traer mascarillas, test de Covid y guantes en lo peor de la primera ola, cuando en Madrid fallecía 300 personas al día.

Para disimular la ingente entrada de dinero, ambos empresarios habrían falsificado facturas para dar apariencia de realidad a todo el dinero que ingresaban en sus cuentas. Pero desde los bancos no lo vieron nada claro y avisaron al Sepblac.

Lujo con las mordidas

Así, Luis Medina y Alberto Luceño, habrían cobrados unas mordidas tan elevadas que les permitió comprar objetos de lujo. Con este dinero, el empresario ahora investigado costeó 'caprichos' una estancia en un hotel de Marbella con un coste de 60.000 euros y tres relojes Rolex con costes de 6.550 euros, 26.000 euros y 9.900 euros. De igual modo, el dinero se destinó a al compra de un Aston Martin DB11 (160.000,00 euros); un Ferrari 812 Superfast (355.000 euros), un Mercedes AMG GT 63S (149.999,01 euros); otro Mercedes SCL 300 (54.500 euros); un Range Rover Sport (102.000 euros); un KTM X BOW (91.800 euros); y un BMW I8 Roadster (121.000 euros)

Con excepción del Aston Martin, "estos vehículos fueron facturados a la sociedad de la que Alberto Luceño es administrador y accionista único, y a la que imputó el cobro de las comisiones percibidas por las operaciones de compraventa de material sanitario.

También pagó una vivienda en Pozuelo de Alarcón con tres plazas de garaje y un trastero por más de un millón de euros. Y se gastó otro millón de euros en la compra de más vehículos de alta gama como un Lamborghini Huracan Evo Spider y un Porsche Panamera.