El sargento jefe del cuartel de la Guardia Civil en Robledo de Chavela (Madrid) mantiene con mano de hierro el confinamiento en la unidad, hasta el punto de inmiscuirse en la vida privada de los agentes, al indicar, que sean sus esposas las que salgan a hacer las compras.

Según denuncia la Asociación Española de Guardias Civiles (AEGC), el sargento ordenó "no salir más que para lo meramente imprescindible" y "en el caso de que la salida la pueda hacer nuestra mujer, lo deben hacer ellas para evitar el contagio, ya que un contagiado puede ser fatal para el resto".

En el cartel con la orden del sargento se establece que "para comprobar el cumplimiento de esta orden y como medida excepcional debido a la situación actual, se debe avisar al comandante de puesto cada vez que se vaya a salir del domicilio, especificando el motivo y el tiempo que se abandone el mismo".

Intentó cachear al guardia

Según informa la Asociación Española de Guardias Civiles (AEGC), el sargento llegó a pedir un informe a uno de los guardias que reside en el cuartel para que explicara por qué había salido a la calle y le advirtió de que si se negaba a hacerlo, infringiría la Ley de Seguridad Ciudadana y un artículo del Código Penal por desobediencia a la autoridad.

El guardia había salido, el 18 de abril, a "comprar medicamentos y al médico", y así se lo trasladó al jefe del puesto, quien esperó a que el funcionario llegara de realizar sus tareas para pedirle el justificante de compra y de asistencia sanitaria. Incluso, según la denuncia de la asociación, intentó cachear a su subordinado.

"El responsable del cuartel está vulnerando el derecho constitucional de los guardias civiles, pues sin amparo legal está obligando a los agentes a comunicarle sus movimientos fuera de servicio; esa orden no la ha dado el Gobierno; los guardias civiles tienen las mismas limitaciones que el resto de ciudadanos", denuncian desde la AEGC.