El uso de protección en los ojos podría reduir el riesgo al contagio de coronavirus en un 65%, según una revisión de 172 estudios científicos en 16 países que han testeado la susceptibilidad de ese órgano ante el virus y cuyos resultados fueron publicados en la revista The Lancet. Sin embargo, a pesar de su importancia, se sigue sin dedicar atención a esa vía de contagio centrando todo el esfuerzo únicamente en las mascarillas.

Según explica el biólogo y doctor en Bioquímica y Biología Molecular Javier Yanes en su blog en 20 MInutos, las mascarillas reducen el riesgo de contagio en casi la sexta parte, es decir, un 82%, pero no hay que desestimar la protección ocular, que lo evitaría en más del 65%.

Es una medida que forma parte del protocolo clínico habitual, pero nunca se ha recomendado a la población de forma general, a pesar de que los expertos llevan meses apuntando a ello. Un estudio en China, durante la primera ola de la pandemia concluyó que el transporte pasivo del virus depositado en el ojo hacia las vías respiratorias era posible, a pesar de que  "el ojo no es un órgano preferido de la infección por coronavirus ni una vía preferente de entrada para infectar el tracto respiratorio“.

Otro estudio lo consideró esencial en la prevención

Otra revisión en la revista British Journal of Ophthalmology, del grupo BMJ, señaló que “aunque parece que la probabilidad de la superficie ocular como vía de entrada de la infección es baja, la infección o transmisión del SARS-CoV-2 a través de la superficie ocular puede causar conjuntivitis y otros malestares oculares. Por tanto, la protección adecuada de los ojos es un procedimiento esencial de prevención, sobre todo para el personal médico“.

La córnea puede ser infectable por el virus

En mayo de 2020, un estudio en la revista Eye, del grupo Nature, mostraba que de acuerdo a la presencia de dos de los principales receptores del virus en las células, ACE2 y TMPRSS2, la córnea –la capa transparente que cubre la pupila– podía ser infectable por el virus, mientras que la conjuntiva –el tejido que cubre el blanco de los ojos– no parecía susceptible a la infección, recuerda el autor del  referido artículo.

En noviembre, un estudio en Cell Reports revelaba que el SARS-CoV-2 no es capaz de reproducirse en la córnea humana, a diferencia de otros virus como el zika o el herpes simplex, aunque los investigadores no descartaban la posible susceptibilidad de otros tejidos del ojo como los conductos lacrimales o la conjuntiva.

Una alta carga viral en el conducto nasolacrimal

En septiembre, un estudio con monos en Nature Communications mostraba que los animales inoculados con SARS-CoV-2 en el ojo contraían una Covid-19 suave –la infección en monos es más benigna– y poseían una alta carga viral en el conducto nasolacrimal

“Este estudio muestra que la infección a través de la ruta conjuntiva es posible en primates no humanos“, según afirmaron los autores de ese estudio.

Otra invetigación, publicada en julio, recogió que solo dos de 72 pacientes presentaban conjuntivitis, y solo uno llevaba el virus en su secreción ocular. Los expertos concluían que la infección del ojo era probablemente muy escasa, pero que podía representar un riesgo para el personal sanitario. En Italia, otro estudio informaba de la detección del virus en la secreción ocular de una paciente, recuerda el autor del artículo.