Este lunes la actriz Verónica Forqué fue hallada muerta en su casa de Madrid. Los servicios de emergencia del Summa 112 acudieron a su domicilio, pero no pudieron hacer nada por su vida. Las primeras informaciones apuntan al suicidio como causa del deceso. Y es que, Forqué no atravesaba un buen momento. En las últimas semanas se ha podido ver a la intérprete en el talent de cocina de TVE Masterchef Celebrity, donde reveló que en numerosas ocasiones, había pasado por profundas depresiones. De hecho, una de las últimas señales que evidenciaba sus problemas de salud mental fue que se vio obligada a poner punto y final a su participación en el concurso: ”Mi cuerpo dijo basta", señaló al abandonar el reality de cocina. "No tengo buenas noticias. No me encuentro bien, estoy agotada", llegó a señalar.

Así las cosas, muchos han sido los comentarios vertidos sobre los problemas que afrontaba Forqué. Uno de los más llamativos ha sido el de un famoso centro de yoga: “Hace mucho tiempo que no siento tanto enfado, rabia y tristeza. Y tanta frustración, desde mi labor como profesor de yoga, que no es otra que la de tratar de facilitar la conciencia, por la sociedad que tenemos”, reza un post de Instagram.

Para mí era obvio, evidente, que Verónica Forqué era una mujer con problemas psicológicos graves, serios. Y alguien así no puede ser expuesta en un programa de televisión. Ni puede ser objetivo de risas fáciles, parodias, mofas y otras, hablemos claro, estupideces, como los numeritos de yoga, que eran de un infantilismo y frivolidad penosos”, lamenta.

Y continúa: “La falta de salud mental es algo serio, doloroso, que no puede usarse para generar audiencia, ni beneficios. Alguien con un estado mental tan frágil tiene que estar protegido, y tratado. Y un programa de televisión debería tener un asesoramiento psicológico adecuado para valorar si alguien puede someterse a la presión que implica.

A lo largo del programa, la intérprete se situó en la diana de los televidentes, que enjuiciaban algunas de sus acciones y arrebatos, pero “las reacciones de Verónica no eran fruto de su ‘divismo', ni de su ‘mala educación’, eran fruto de una mente enferma que fue expuesta y llevada al extremo”.

“No soy tan ingenuo como para pensar que el programa la ha matado. Fue obviamente grabado hace tiempo y ella se ha quitado la vida hoy. Pero no puedo obviar que el hecho de mostrar a alguien en estados de brote absoluto y desequilibrio a millones de personas es irrespetuoso, cruel e irresponsable, y tiene consecuencias”, desliza el profesor de yoga; quien insiste en que “mucha de la audiencia la odió (creo que odiaron a su enfermedad, y esto es un reflejo social) y se desquitó contra ella en su cuenta de Instagram durante la emisión del programa, atacándola, insultándola, burlándose de ella con verdadera saña”.

A su juicio, “no hubo compasión”. “Siento hoy mucho no haberme atrevido a escribir sobre esto antes, lo pensé muchas veces pero temía que ella pudiera leerlo, y no quería dañarla. La salud mental importa. Las personas con problemas mentales importan. Basta de discriminación con quienes sufren estos problemas y sobre todo, basta de aprovecharse de ellos. Vergüenza”, zanja.