Después de su boda este pasado sábado 6 de abril el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, se mudará con su ya esposa Teresa Urquijo después de la luna de miel de la pareja. El lugar escogido es un piso ubicado en el distrito de Tetuán, en la calle Poeta Joan Maragall, en la capital. Se trata de una vivienda propiedad del alcalde desde el año 2008, le costó a Almeida 16.000 euros y posee una superficie de 100 metros cuadrados que se distribuyen en dos habitaciones, una amplia cocina y un gran salón-comedor entre más estancias.

De esta manera lo ha desvelado Telecinco, que también ha explicado que los recién casados decidieron no compartir piso hasta no darse el ‘si quiero’. Por esta razón Teresa Urquijo ha estado viviendo con sus padres en el domicilio familiar situado en el barrio de Chamberí. Por otra parte, la cadena ha confirmado que tal y como aparece en la declaración de viene patrimoniales de Almeida, el alcalde también es propietario de un piso junto a sus cuatro hermanos, herencia de sus padres Ángela y Rafael y ubicado en la calle José Silva en Madrid. Por su parte, este domicilio estaría valorado en 252.111,00 euros.

Almeida solo iba “a dormir” al piso

Respecto a su domicilio en propiedad, el alcalde de Madrid ha confesado que únicamente lo usaba para dormir, salvo durante los meses de confinamiento n 2020 debidos a la pandemia. Precisamente durante ese momento, cuando el político teletrabajaba, es el piso que compartirá con Teresa Urquijo el que salía de fondo en sus conferencias.

Por ello quizás es un domicilio casi desprovisto de enseres, como ha comentado en tono de humor la vicealcaldesa y alcaldesa en funciones Inma Sanz. La política ha dicho que espera que ahora las cosas mejoren en el hogar de Martínez Almeida, porque “por no haber, no hay ni comida en la nevera”, bromeaba Sanz. Sobre ello también se ha pronunciado el propio alcalde, que ha asegurado que ahora que vivirá con su esposa tendrá que “corregir vicios, como tener el frigorífico vacío”.

La lista de bodas de los novios

Lo que ha solicitado la pareja recién formalizada como regalo de bodas tiene también mucho que ver con el piso desocupado del alcalde que ahora compartirán. En la lista de regalos han incluido muchos utensilios y demás objetos para el hogar, como una gran vajilla de 56 piezas de la Cartuja de Sevilla, en concreto el modelo Aurora Ceilán, valorado en 1.115 euros, y el juego de té a conjunto de 27 piezas, por valor de 405 euros. También otras piezas extra para completar, como una sopera y el juego de consomé en color rosa de esta misma firma. Además, también han elegido una vajilla de Vista Alegre de 20 piezas, concretamente el modelo Azure Lux, uno de lo más vistosos de la marca a un precio de 145 euros. Para ello, la pareja facilitó una clave a sus 500 invitados para que estos pudieran acceder a una selección de obsequios dentro del servidor BodaMás de El Corte Inglés. Una lista de 40 páginas repletas de artículos que suman un total de algo más de 85.000 euros de importe para que sus amigos, familiares y demás asistentes pudieran obsequiar con un detalle a los novios.Ya que todos son productos para el hogar, por lo que cabe esperar que la pareja está intentando decorar el que será su primer hogar, ya que en estos dos años de relación han vivido separados. 

Por el momento, se desconoce si la idea de la pareja es mudarse al piso del alcalde y permanecer allí a largo plazo o en un tiempo buscar otras opciones de residencia en la que instalar todas sus nuevas adquisiciones del hogar.

Vivirán juntos después de la luna de miel

Lo que sí está claro es que la convivencia no ocurrirá hasta que la pareja no vuelva de su viaje de luna de miel. Este ya se ha desvelado, y consiste en una escapada de lujo de diez días en los que la pareja visitará exóticos lugares. Primero, Almeida y Urquijo viajarán hasta las Islas Maldivas, donde disfrutarán de unos días en un bungalow de lujo situado en mitad del agua, tal y como desvelaba Vanitatis. Pero su luna de miel no se queda aquí, puesto que el matrimonio también pasará dos días en un recinto budista situado en Bután, un pequeño país en China muy poco frecuentado por los turistas, para disfrutar de las vistas al Himalaya.

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