El sábado 6 de abril el centro de Madrid se llenó de curiosos que, aún sin contar con invitación, quisieron ser testigos de la definitiva declaración de amor entre el alcalde de la ciudad, José Luis Martínez Almeida, y su ya esposa, Teresa de Urquijo. A las 12:00 horas de la mañana, en la iglesia San Francisco de Borja, en el barrio de Salamanca, el reciente matrimonio se dio el sí quiero, mientras que la mayoría de las miradas estaban puestas en otro foco.

Ni la presencia del Emérito, ni la de multitud de miembros de la familia real, ni tampoco la de reconocidas figuras de la política vinculadas al Partido Popular de la Comunidad de Madrid evitaron que el protagonista del evento fuera otro: los estilismos de los invitados. Durante las horas posteriores, las redes sociales se convirtieron en escenario de burla e ironía comentando cada uno de los vestidos y trajes que llevaban los allí presentes. Entre los perfiles que se han aventurado a hacer este análisis no solo hay usuarios corrientes, sino también expertos en moda y protocolo. Patrycia Centeno, en Twitter @PoliticayModa, ha utilizado un hilo para comentar los ‘lookings’ de algunos de los invitados y ha asegurado que “el dinero no da el buen gusto”.

Entre los perfiles más criticados está el de la ex presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, que lucía un vestido blanco estampado con volantes y una americana dorada. También llamó la atención el tocado rojo que llevaba en la parte superior de la cabeza. Sobre esto, Centeno comentó que además de que el dinero no da el buen gusto, tampoco “te da personas que te quieran e impidan que salgas así de casa”.

Las hermanas del novio también han sido objeto de todo tipo de comentarios. Dos de ellas, Ángela Martínez Almeida y Casilda Martínez Almeida, optaron por vestidos largos monocolor de gasa y seda respectivamente, con sus respectivos tocados del mismo color que el vestido. De todos ellos, la que más revuelo despertó fue Magdalena Martínez Almeida, que prefirió atreverse con un vestido de satén estampado de lunares un tocado con plumas negras que, desde luego, no dejó indiferente a nadie.

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Entre otros, la apuesta de Matilda García Duarte, presidenta de la Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución, también acaparó las miradas y los comentarios. En su caso, la elección fue un vestido de color fucsia con tacones a juego, con un chal en tonos grises y un voluminoso tocado también gris en forma de flor.

La historia del vestido de la novia

Sin embargo, esta retahíla de valoraciones que convirtió la entrada de la iglesia en una pasarela de moda con jueces ilimitados tampoco quiso librar de pecado al propio vestido de la novia, Teresa de Urquijo. De hecho, el núcleo de la polémica se centra en la historia que este vestido tiene detrás.

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En un primer momento, lo estrenó Teresa de Borbón, la abuela de la novia y prima del rey Juan Carlos I, en su enlace con Íñigo Moreno en 1961. Posteriormente, en 1995 el vestido volvió a ser utilizado por Beatriz Moreno y de Borbón, madre de Teresa de Urquijo. Ahora, casi 30 años después, la histórica pieza ha vuelto a salir del armario para vestir a la novia en el que posiblemente sea uno de los días mas importantes de su vida.

Sin embargo, la crítica de expertos viene de la mano de los notables cambios que se le han realizado al vestido, diseño original de Pedro Rodríguez. En primer lugar, las mangas, que en su diseño inicial eran estrechas, fueron alargadas, ensanchadas y cerradas al puño. Otro de los cambios ha sido el escote, que ahora cuello con bies en rulo. El ramo que Urquijo sostenía estaba formado por flores naturales con ramas verdes de eucalipto, criticado también por muchos.

Segundo protagonista: el menú

Los comentarios no cesaron pasada la misa sino que en el convite, celebrado en El Canto de la Cruz, una finca de la familia de la novia, lo más comentado fueron los platos que contenía el menú.

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De nuevo, las redes sociales lo han criticado dejando entrever que poco se correspondía la altura de ese enlace matrimonial con el de la comida. En una imagen compartida por un usuario en Twitter, se puede ver que incluía un entrante, salpicón de bogavante; un plato principal, solomillo de wagyu a baja temperatura; y un postre a elegir entre milhojas de crema con fresas confitadas y brownie con crema de yogurt, fresas y helado de vainilla. El usuario que lo ha compartido ha criticado la falta de calidad de este: “Si pones este menú en una boda en Galicia te deshereda media familia y la otra media te corre a hostias”.

El baile nupcial, muy lejos de serlo

Más allá de extravagantes vestimentas, tocados, y platos que distan mucho de un convite entre el alcalde de una ciudad y un miembro de la realeza española, el baile que los novios ofrecieron a los invitados tampoco fue para menos. De nuevo, la experta en protocolo y lenguaje no verbal Patrycia Centeno, señaló en su cuenta de Twitter: “Siendo el alcalde de Madrid, si vas a bailar un chotis así, no lo hagas”.