Cuando en Madrid llueve, parece que la ciudad se paraliza. No apetece salir de casa, a menos que tengas un buen motivo para hacerlo. Y eso fue lo que pensaron las más de 200 mujeres que acudieron el la tarde del jueves al primer evento Hub Dot celebrado en Madrid. Tenían un motivo. Un gran motivo para conocer la historia de esas mujeres extraordinarias que tenían mucho que contar.

La responsable de todo esto es Simona Barbieri, una mujer que hace cuatro años se dio cuenta de que había perdido su identidad:  "Tenía un claro papel definido en mi trabajo y en mi casa con mi familia, pero se me había olvidado quién era yo de verdad. Estaba buscando algo. Cuando salía a cenar con amigas todas me preguntaban que tal el trabajo, por mi vida como madre. Pero nadie me preguntaba por mi historia". Después de sentirse así, Simone decidió hacer algo que cambió su vida para siempre. Envío un email a 98 amigas para que todas se reunieran y así contar su historia. Sin etiquetas. Para conectar entre ellas y conectar sus historias. Así es como nació Hub Dot. Y después de ese correo 25.000 mujeres han conectado y 16 ciudades en todo el mundo han escuchado sus palabras.

Cambiamos etiquetas por colores

En Hub Dot las etiquetas se quedan fuera. Las mujeres conectan por colores con una pegatina que cada una elige nada más entrar. ¿Qué representa cada uno de ellos? Con el rojo demuestras que tienes experiencia, que puedes ayudar a los demás. Si llevas el amarillo significa que tienes una idea y buscas ayuda. El verde busca inspiración, con el azul transmites que quieres conocer gente nueva, y por último, si tu color es el morado, es que quieres contarle tu proyecto al mundo.

Todo un arcoiris de inspiración donde elegir cómo quieres contar tu historia.

Storytellers como fuente de inspiración

El mejor momento vivido ayer en Hub Dot Madrid, fue escuchar las historias de las storytellers: 12 mujeres con muchas cosas que contar y muchas cosas que transmitir. Conocimos historias de superación, de lucha, pero sobre todo, de historias de vida. Nervios y muchas ganas de empezar a hablar en ese minuto y medio en que tantas cosas tienes y quieres contar. Una peluquería en la que te ponen guapa por dentro y por fuera, cómo el deporte puede cambiar la vida de una mujer, o qué siente un médico que trabaja con familias en reproducción asistida. Una publicista reconvertida en actriz, un canal de tutoriales de ganchillo o cómo un amor verdadero puede cambiarte la vida.

Nos quedamos especialmente con un nudo en la garganta escuchando la historia de Vicky, una superviviente nata que sufre el Síndrome de Treacher Collins y ha salido adelante con su vida como ya nos gustaría a más de uno. Lo mismo nos pasó con Elisabeth, que rompió con las tradiciones de su familia gitana para ser quien de verdad quería ser. Escuchábamos cada palabra, conteniendo la emoción, aunque alguna que otra lagrimilla se dejó ver por la sala.

Eso sí, no nos olvidemos con los momentazos que vivimos en la parte de micrófono abierto, en la que cada una de las asistentes podía subir al escenario y contar su historia en un minuto. Toda la sala se vino arriba escuchando discursos espontáneos que querían conocer mundo. 

Y ya sobre las once de la noche, Hub Dot Madrid terminaba. Todas volvíamos a casa con el corazón y las emociones a flor de piel, pero con el pensamiento de que habíamos hecho algo por nosotras mismas y por todas las que estaban allí. Nuestras historias nos ayudaron a conectar, a dejar fuera las etiquetas y a ser de verdad quienes queremos ser. Así que ya nos lo hemos grabado a fuego en la memoria. Lo que ha unido Hub Dot, que no lo separe el hombre. Ni las mujeres, claro.