La operación contra Manos Limpias empezaba a ser peligrosamente conocida en medios periodísticos. La amenaza de lo avanzado que estaba la negociación la adelantaba la Agencia EFE hacía ya dos días, y se daban detalles peligrosos que no han hecho sino acelerar lo que llevaba un ritmo quizás más adecuado. El hecho de que este pseudo sindicato que ahora, presuntamente, da su verdadera cara, la de una máquina de hacer dinero mediante la extorsión, fuera el gran impulsor del caso Nóos que involucra a la Infanta, o que fuera precisamente la agencia estatal de noticias quien adelantara la noticia y acelerara así el proceso policial con la repercusión que el descrédito de Manos Limpias puede tener sobre la marcha del juicio, no puede ocultar lo que desvela su práctica desarticulación.

Antecedentes de extorsión

Y es que Manos Limpias actuaba como un sindicato sí, pero un sindicato presuntamente criminal. Y con antecedentes. Quizás la más grave, una conocida en marzo de 2012, y hubiera debido bastar para poner punto final a este grupo en el que, según la operación de la Audiencia Nacional, parece que cumplía con su nombre el viejo refrán dime de qué presumes…

En ese marzo de 2012 lo que se conoció fue el resultado de una actuación de la Guardia Civil que incluía escuchas telefónicas y había sido generada por una querella que presentó un constructor. Este empresario, de nombre Manuel Núñez, había sido condenado por un intento de soborno al alcalde popular de Totana, Murcia, llamado Juan Morales.

Lo que denunciaba el constructor era que un comisionista llamado Emiliano Ovide y Miguel Bernad, el capo de Manos Limpias, se habían puesto de acuerdo en presionarle con una supuesta demanda, sólo con el objetivo de “conseguir que pagase el dinero de forma fraudulenta”.

La Guardia Civil entonces grabó esta conversación entre el comisionista y el manos limpias Miguel Bernad:

Emiliano Ovide: “Se va a ir el tío (el alcalde Morales) con una cantidad de 15 a 18 millones de euros para Brasil, así que imagínate”.

Miguel Bernad: “Puag, pues en todo caso le preparamos la denuncia, que la firma el sindicato”.

Ovide: “Ya veremos la estrategia que conviene para paralizar su actuación o para que negocie, lo que sea (…) Es una gestión que yo he hecho allí con Inmonuar (la empresa del constructor), que es un pelotazo, que ha hecho una opción de compra por dos millones al aprobarse el plan para venderlo genera una plusvalía de 300 millones”.

Bernad: “Pues nos metemos a fondo con ello si tú le puedes sacar lo que sea o negociar…”

Una carta para "ponerles nerviosos"

Sugerencia que el líder de Manos Limpias llegaría a completar con la idea de enviar una carta al Ayuntamiento de Totana para comenzar a “ponerles nerviosos”.

Miguel Bernad es un abogado con un pasado ultraderechista bien conocido. Antiguo secretario general de Fuerza Nueva, el partido de Blas Piñar, había plantado después su pie en el mundo de los municipios como asesor de otro ultra, el tristemente famoso concejal del PP que se hizo famoso tanto por su acierto a la hora de elegir billetes de lotería que tocaban, como por su selectiva campaña de cierre de discotecas, teatros y sex shops.

Sólo la corrupción ha permitido la subsistencia y el crédito acumulado por Manos Limpias, organización que, es cierto, ha cumplido un papel que deberían haber realizado instituciones oficiales, pero que daba muestras de tener las manos muy poco limpias hacía ya, como se ve, mucho tiempo. Pero igualmente resulta sorprendente que haya comenzado ya una campaña de intentar desacreditar con esta operación los hechos acumulados en el juicio caso Nóos.