El Dr. Hernán A. Burbano, investigador del Instituto Max Planck  (Alemania), lleva 12 años estudiando el antiguo ADN de las plantas para trazar la historia evolutiva de las especies.Ya expuso sus hallazgos en las charlas “Nace la agricultura personalizada” que acogió CosmoCaixa el pasado mes de septiembre y ahora le han entrevistado en Alma, el portal social social de la Fundación "la Caixa" para hablar de su investigación sobre el pasado de las especies.

"Lo llamo evolución retrospectiva, y nos permite saber qué pasó hace 100, 300 o miles de años. Y, por descontado, también nos sirve para conocer a la humanidad mucho más de lo que creemos. La historia de las plantas es la historia de los humanos. Estudiar la historia de las plantas significa estudiar cómo los primeros agricultores las domesticaron, cómo se movían y cómo comercializaban. En definitiva, cómo vivían", asegura. Esa evolución nos enseña que todas las plantas que hoy consumimos derivan de plantas silvestres muy diferentes que se han transformado por selección artificial: "Esto quiere decir que cuando, siglos atrás, las personas seleccionaron las plantas con frutos más grandes para cruzarlas entre ellas, provocaron que frutos que comemos ahora, como el tomate, sean mucho más grandes que antes".

 

Para él, el maíz, la patata y el tomate, que no se movieron de América hasta la conquista española, "son muy interesantes porque vivieron movimientos continentales muy recientes y hay muchas muestras que documentan esa época"

En la entrevista habla también de cómo un patógeno acabó con los cultivos de patata en Irlanda en el siglo XIX provocando la muerte de millones de irlandeses y una enorme ola migratoria a EEUU. No es el único caso y asegura qeu las técnicas de mejoramiento genético salvaron a la India de una hambruna en los años sesenta. Añade que se podría vivir actualmente episodios similares a los de Irlanda. "Sin ir más lejos, en el 2003 el mismo patógeno casi erradicó la patata en Papúa Nueva Guinea".

También desmitifica la alerta con los productos transgénicos: "¡Es difícil imaginar que se pueda alimentar al mundo sin recurrir a plantas modificadas genéticamente! En Estados Unidos y Canadá hay un consumo gigantesco. Ni tú ni yo comemos directamente plantas transgénicas, pero los animales que comemos sí. Y no hay ningún estudio serio que demuestre efectos negativos para los humanos. Es una cuestión de percepción, pero la culpa también cae sobre los científicos que no hacen una divulgación apropiada".

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