Si pensamos en el espacio exterior, en nuestro imaginario colectivo situamos aquellos destellos que iluminan todo el Universo. En radioastronomía, las ráfagas rápidas de radio han sido catalogadas como fenómenos astrofísicos de gran energía, pero lo intrigante es que los científicos todavía desconocen su origen.

Este fenómeno astronómico, también denominado FRB (por sus siglas en inglés fast radio burst), se manifiesta como un pulso de radio fugaz que dura apenas unos milisegundos. Hay quienes consideran que podría tratarse de formas de vida extraterrestre y su forma de comunicarse con otros planetas. La Tierra lleva 30 años recibiendo estas misteriosas señales.

Estas ondas de radio se componen de un potente destello que equivale a toda la energía producida por el Sol durante un año. Aunque, el origen de estas ráfagas se desconoce, hay teorías que podrían descartar más de una hipótesis y acercarnos más sobre la verdad de estas ondas y su proximidad con la vida extraterrestre.

Estrellas de neutrones

La primera teoría apunta a que el origen de estas ondas son los magnetares o magnetoestrellas, unas estrellas alimentadas por campos magnéticos extremadamente fuertes. Un estudio, publicado por la revista Nature, monitorizó unos 1.9000 estallidos relacionados con la fuente de las ráfagas. Los resultados registraron ráfagas rápidas de radio más activas que el resto de las que se habían apuntado.

Los científicos del observatorio de China señalan que estas ondas “son más misteriosas de lo que imaginamos” y que nunca antes habían analizado un entorno magnetizado tan complejo y en dinámica evolución.  

Los secretos de estas ondas van más allá de la energía y de las señales. Son muchos los que consideran que estas ráfagas rápidas de radio podrían tratarse de una forma de comunicarse con los extraterrestres.

Los científicos han barajado muchas opciones. Desde las hipótesis de estrellas de neutrones en rápida rotación, un agujero negro o fusiones de objetos y magnetares. Pero realmente, la principal teoría que sostienen los profesionales de esta ciencia es que podríamos tratarse de una fuente tecnológica extraterrestre.

35 años de ondas FRB

La última vez que se detectó una de estas ráfagas rápidas de radio fue en 2018 cuando se registró una de estas ondas cada 18 minutos. Los científicos detectaron también señales con características similares cada 22 minutos.

De hecho, el astrónomo Tristan Bergen de Meteored Grancia asegura que en los archivos del radiotelescopio Very Large Array de Estados Unidos de 1988 había realizado la primera observación de estas ondas.

Esta señal es regular desde hace tres décadas y sucede cada 1318,1957 segundos con un margen de error de más o menos una décima de segundo. Otros apuntan que solo es ruido

"Suponiendo que se trate de un magnetar, no debería ser posible que este objeto produjera ondas de radio", afirma Natasha Hurley-Walker, autora principal de esta investigación. "Pero las estamos viendo. Sea cual sea el mecanismo que está detrás de esto, es extraordinario", asegura.

"Sería necesario un inmenso consumo de energía para emitir una señal tan grande en todas las frecuencias, de hecho, estos hipotéticos extraterrestres tendrían que ser capaces de usar la energía de una estrella de neutrones, lo que parece muy poco probable", explica Bergen.

Vida extraterrestre

El director de la NASA, Bill Nelson, confirmaba este viernes que un comité de científicos realizará un informe sobre la sospechas de vidas extraterrestres que existen en el espacio. Según Nelson, hay vida fuera del planeta tierra.

Hace unas semanas, un exmilitar del Congreso de Estados Unidos también aseguraba que el Pentágono estaba en posesión de ovnis y de tecnología alienígena en su poder.

David Grusch, uno de los altos cargos de inteligencia en el ejército del Aire de Estados Unidos, declaró bajo juramento que el Gobierno tenía restos de naves extraterrestres y cuerpos de seres no humanos.

"Mientras estamos hablando, nuestro cielo está lleno de UAP, cuya existencia no se denuncia lo suficiente. Los avistamientos no son raros, ni aislados. Son la rutina. El estigma de los UAP es real, y plantea un desafío poderoso a la seguridad nacional”, declaraba un compañero del mismo departamento, Ryan Graves, un reputado expiloto de la Armada.

Graves apuntaba en su declaración que vio uno de estos objetos en una de sus misiones, en concreto, en la zona de Virginia Beach. “Era un cubo gris oscuro o negro dentro de una esfera transparente que se acercó a 15 metros del avión que encabezaba la flotilla. Calculamos que tenía entre 1,6 y 3 metros de diámetro”, relataba.