El informe de urgencias del Hospital HM Sanchinarro, en el que Rocío Carrasco ingresó el 5 de agosto de 2019, a las 14.24 horas, tras un intento de suicidio, reflejó que había ingerido 39 pastillas.

El informe médico, que adelanta el diario ABC, "con autorización expresa de la paciente", recoge que "la paciente en el día de hoy, sin identificar desencadenante, decidió ingerir alrededor de 7 comprimidos de lorazepam 5 mg, un blíster y medio de mirtazapina 15 mg (22 comprimidos) y 10 comprimidos de tranxilium (no sabe especificar la dosis)".

El médico explicó en su escrito que Rocío Carrasco requirió un tratamiento intravenoso con medicamentos específicos, en este caso Flumazenil, que sirve para tratar este tipo de intoxicaciones, dada la ingesta excesiva de fármacos.

"Siempre queda el puente de Segovia"

El informe de la psiquiatra de guardia dejó constancia de que la paciente "se siente desbordada por lo que identifica como conductas de acoso por su exmarido ante los medios de comunicación, el odio que sus hijos sienten hacia ella y no ve una salida a la situación actual". Además, que "le habría gustado que su plan funcionara y que siempre queda el puente de Segovia para volver a intentarlo".

Los médicos optan por ingresar a Rocío Carrasco en una unidad especializada, que Rocío Carrasco acepta voluntariamente. De no haber sido así, el hospital se hubiese visto obligado a requerir la actuación del juez de guardia para su ingreso, tal y como marca el protocolo médico de urgencias.

En tratamiento desde hace 11 años

La hija de Rocío Jurado permaneció ingresada durante un día en la unidad especial, mejorando su estado clínico y, a pesar de que los médicos se negaron a darle el alta, Rocío Carrasco prefirió volver a su casa bajo su responsabilidad y supervisión de sus familiares para continuar con su recuperación.

Rocío Carrasco lleva siendo tratada por diversos profesionales de la psiquiatría desde hace 11 años y tenía pautado un tratamiento para su trastorno ansioso-depresivo.