Los Franco, especialmente María del Carmen Martínez-Bordiu y Franco, fueron víctimas de un importante engaño. La nieta de Francisco Franco contrajo matrimonio un 8 de marzo hace 50 años, en 1972, con el príncipe Alfonso Jaime de Borbón y Dampierre en una ceremonia pública que llegó a las portadas de la prensa rosa. En la boda destacó un complemento que llevaba la novia y que ahora se ha descubierto que era falso. 

Martínez-Bordiu llevó una tiara de esmeraldas el día de su boda, un detalle que destacó aún más que su vestido de novia y, a pesar de que no los llevó el día señalado, también tenía en su poder un collar, unos pendientes y un broche a juego, piezas de joyería con las que sí vistió en otras ocasiones. Las joyas fueron realizadas por un profesional de Mallorca, según contó Carmen Franco y Polo, hija del dictador.

Tras su divorcio, la nieta de Franco decidió desprenderse de ellas llevándolas a la casa de subastas Sotheby's, donde descubrió la cruda verdad: "Atónita por la cantidad que le es ofrecida, le explican que las esmeraldas que componen las joyas no son tales. Carmen replica que eso es imposible, que las joyas fueron un regalo de bodas de sus abuelos, pero ante la evidencia es imposible negarse a la realidad. Eran cristal pintado de verde por detrás pegados a una lámina de talco con clara de huevo. Luego se pintaba de verde y se cerraba detrás con metal", relata el joyero Pablo Milstein en su página web.

A pesar de la sorpresa, las joyas sí que fueron vendidas en una subasta. El 7 y 8 de mayo de 1981, salieron a la venta por un precio de entre 30.000 y 50.000 francos suizos (entre 29.000 y 48.000 euros), aunque nadie se mostró tan interesado en ellas como para comprarlas. No obstante, tiempo después sí que se vendieron en Londres por un valor de 60.000 libras (unos 71.400 euros), un precio mucho más elevado que el primero. 25 años después, pudo lucirlo públicamente la modelo José Toledo, cuñada de Carmen Martínez-Bordiú. 

 

Una boda mediática

La boda de la nieta de Franco fue uno de los acontecimientos más importantes de 1972 en el mundo de los famosos en España. Dada la posición social de la familia, la ceremonia se celebró por todo lo alto y la familia no escatimó en gastos. Muchas publicaciones la compararon con las bodas de las infantas debido al gran despliegue de rostros conocidos que acudieron a ella. 

El vestido de Carmen Martínez-Bordiu también fue un elemento clave en el que se fijó atentamente la prensa: fue diseñado por Cristóbal Balenciaga, quien contó con el beneplácito de la novia y de su madre. Posteriormente, fue donado al Museo de la Indumentaria de Barcelona.