Arturo Fernández ha fallecido a los 90 años de edad. El intérprete ingresó hace días en un hospital madrileño. Su estado de salud preocupó a su entorno y al personal médico que le atendía. La mujer del intérprete ha anunciado su muerte en la mañana de este jueves.
Los problemas de salud le obligaron a parar su obra Alta seducción, interpretada en el teatro Amaya de Madrid. Sin embargo, pese a que estamos a mediados de año, no es la primera vez que el actor ha tenido que cancelar algunas funciones de la obra por motivos de salud.
Reticente a la jubilación
De hecho, el pasado mes de abril, unos fuertes dolores de espalda le obligaron detener su actividad mientras se encontraba de gira con la obra. Sin embargo, el estado de salud del galán preocupó el miércoles. Se agravó una situación que ha desembocado en el fallecimiento del actor, de 90 años. No obstante, los motivos de la muerte aún no han trascendido.
Fernández no ha querido nunca dejar de hacer cine. Un negocio en el que empezó como figurante y fue ascendiendo poco a poco hasta convertirse en el "galán" por excelencia de la pantalla grande - y pequeña - en España. Ha tocado todos los palos, dado que también participó en filmes de cine negro durante la época de los 50 y 60. Un oficio que le ha acompañado hasta prácticamente su fallecimiento, pese a sus constantes 'retiros' al hospital para tratarse los problemas de salud que padecía. El actor, en una entrevista en ABC en el año 2013, respondió a una pregunta sobre su posible retirada. "Lo más parecido que conozco es el término júbilo, y eso es lo que siento, sobre todo cuando me subo a un escenario y veo cómo el público disfruta y se ríe. Creo sinceramente que quien te jubila es el público, no uno mismo. Hay que tener la sensibilidad de saber cuándo ya no gustas, y entonces retirarte. Siempre y cuando se tenga buena salud, y yo tengo la inmensa fortuna de tener una salud de hierro", declaró al rotativo.
Opiniones sobre Podemos
Actor de dilatada experiencia con una carrera que arrancó como figurante y con pequeños papeles en películas de Rafael Gil, Arturo Fernández se caracterizó en sus últimos años por mostrar sin cortapisas sus pensamientos políticos y sus críticas a la actualidad. Especial fijación tenía con Podemos y Pablo Iglesias, a los que acusaba de “querer legalizar el 'top manta' y el mundo de la cultura calla, ¿quiere tirar la primera piedra?”. “Los de Pablo Iglesias son una auténtica lacra social que intenta manipular a emigrantes, mujeres, jubilados, homosexuales…”, llegó a decir en una entrevista de 2018.
En la histórica huelga de las mujeres el 8M de 2018, Fernández también se mostró crítico y reconoció no compartir el movimiento surgido en España. “En las calles de Irán o de Arabia Saudí la hubiera entendido plénamente”. Aunque no fue su primera crítica a una huelga. Muy célebre fue su polémica sobre la Huelga General del 2012, cuando tachó de “feos” a los ciudadanos y sindicalistas que acudieron al parón.
Pese a eso, Arturo Fernández fue galardonado al año siguiente, en 2013, por el Ministerio de Empleo, el nombre que recibía con el Gobierno de Mariano Rajoy el Ministerio de Trabajo, que le entregó la Medalla al Mérito al Trabajo por su carrera. Otros galardones son el Micrófono de Oro de la Federación de Asociaciones de Radio y Televisión, que recoge por partida doble, en 2003 y 2011. Y en 2012, la Comunidad de Madrid le dio el Premio de Cultura en Teatro y gana el premio Alfonso Ussía por “Personaje del año”.
Lina Morgan y Arturo Fernández en una escena de La Tonta del Bote
Del galán a la autoparodia
Fernández nació en el seno de una familia humilde, con un padre anarquista que huyó de España tras la Guerra Civil para evitar represalias. Su vida está ligada a Asturias, donde llegó en 1950 y empezó, más por necesidad que por vocación, a trabajar en la interpretación, con pequeños papeles de figurante.
Poco a poco se va formando en las tablas teatrales, pasando por varias compañías, como la de Conchita Montes o Rafael Rivelles. Y da el salto al cine en 1957, con Distrito Quinto, de Julio Coll. Uno de sus mayores éxitos fue La tonta del bote, la película que protagonizó en 1970 y que dio la fama a Lina Morgan.
Arturo Fernández forjó con empeño un persona galante y conquistador, pero también cínico. Parte de su popularidad llega con la película Truhanes de Miguel Hermoso, en 1983, y la versión de serie televisiva de la década siguiente, ambas compartiendo foco con Paco Rabal.
Las nuevas generaciones se empaparían con su socarronería y su coletilla de “chatina”, casi autoparódica, gracias a la serie La casa de los líos, en Antena 3, junto a Lola Herrera y Florinda Chico.
