Este domingo, la Selección Española de fútbol se ha enfrentado a Alemania en el segundo partido del Grupo E del Mundial de Qatar. Dos potencias que han llegado al encuentro de forma dispar. España deslumbró al mundo en su debut ganando 7-0 a Costa Rica y Alemania defraudó perdiendo contra Japón. 

A un ritmo de eliminatoria a vida o muerte, España y Alemania han intercambiado jabs y crochets en un primer ring de 45 minutos. El primer directo, un larguero de Dani Olmo con el que cantó gol media península ibérica. Pedri con chistera y varita y Gavi tirando de navaja albaceteña. Jóvenes irrespetuosos domados por Sergio Busquets y Jordi Alba. Dos extraños veteranos que están ofreciendo una versión muy diferente a la que vemos en el F.C Barcelona. Qué pensará el aficionado culé viendo a su Selección. Qué pensará Xavi Hernández

En frente estaba Alemania. Un equipo que se asemeja bastante a España. Jóvenes talentosos, algún veterano experimentado y un buen entrenador. Ambas selecciones conciben de forma similar el fútbol. Entienden que es a través de la posesión del balón y del control del juego como se llega al éxito. Y lo interesante es que no lo hacen por irracionalidad. Lo hacen por pragmatismo. Por lógica. Porque el camino más corto para llegar al éxito es el dominio. Al menos para ellos.

Y cuando peor estaba España, se ha demostrado que solo con balón somos peligrosos. Tras 15 minutos renunciando a él, en la primera jugada larga de la segunda parte, gol de Morata. Pura ciencia. A raíz de ahí, sufrir. España debe aprender a gestionar mejor estos aspectos del juego. Y más contra una tetracampeona del mundo. Porque sale un ario de 1,90 con nombre de mueble de Ikea y te mete gol. Y eso ha pasado. Fullkrug, tras un despropósito defensivo rompió una red hasta entonces vascamente protegida por Unai Simón.

En el horizonte, Japón. España necesita solo un punto para pasar a octavos. Lo más importante es que, al final, los chavales saben jugar al fútbol. Y ya hablaremos de Sergio Busquets.