El debate sobre cómo organizar mejor el tiempo de trabajo sigue evolucionando. Mientras en varios países se prueba la semana laboral de cuatro días, una empresa en el Reino Unido ha dado un paso más: permite a sus trabajadores distribuir sus 32 horas semanales como prefieran, incluso si eso implica trabajar todos los días.
Libertad total para organizar la jornada: una alternativa a la jornada laboral de cuatro días
Hace dos años, Aled Nelmes, director de la consultora de marketing digital Lumen, en Cardiff (Gales), aplicó en su empresa un modelo laboral que entonces despertaba interés: la semana de trabajo de cuatro días. El experimento funcionó tan bien que decidió ampliar el margen de libertad aún más. Ahora, su plantilla trabaja un máximo de 32 horas semanales, pero sin un calendario fijo. Cada persona puede distribuirlas como desee, incluso si prefiere trabajar los fines de semana. El único requisito es cumplir con los objetivos marcados.
“La idea de la semana de 32 horas es ir más allá en la flexibilidad que nos ofrecía la de cuatro días”, explica Nelmes en exclusiva a El Confidencial. “Nuestros trabajadores reportaban ser más felices, tener mejor salud y ser más productivos”, comenta al mismo medio, y añade: “Así que relacionamos ese éxito con la flexibilidad y los beneficios que produce permitir a los seres humanos comportarse y trabajar como seres humanos, adaptándose a los tiempos que mejor les vienen”. Tras poner en marcha el nuevo sistema, lo compartió en LinkedIn y la repercusión fue inmediata: le llegaron cientos de mensajes, solicitudes de empleo y peticiones de entrevistas.
Sin embargo, para Nelmes este sistema no se adpata a todas las personas ya que para el CEO de Lumen se precisa "gente que sean una especie de emprendedores blandos porque van a tener que dirigir por completo su propio tiempo. Ellos deciden, pero nosotros tenemos que ser capaces de confiar en que van a realizar su trabajo ofreciendo lo mejor de sí mismos”, explica a El Confidencial. “Lo que requiero es mucha autodisciplina, capacidad de concentración, autorregulación, iniciativa e independencia”, asegura.
Rutinas adaptadas a cada persona
Pese a la gran flexibilidad, muchos empleados siguen optando por un horario parecido al tradicional, aunque aprovechan la libertad para ajustar su agenda cuando lo necesitan: una cita médica, los horarios escolares, o una sesión de deporte. Algunos casos van más allá. Nelmes cuenta que una trabajadora ha elegido trabajar los domingos porque así puede concentrarse mejor y avanzar sin interrupciones. Según el responsable, este sistema también ayuda a las familias a reducir costes de cuidados infantiles o actividades extraescolares. “Si permites a tus empleados ser buenos padres, también serán buenos trabajadores”, afirma.
En todo caso, para que verdaderamente este sistema funcione, Nelmes explica que se requiere un tiempo mayor de onboarding que en otras empresas. En Lumen este proceso de formación dura entre tres o cuatro meses ya que es importante para la compañía que el empleado comprenda bien el funcionamiento de la misma. De esta forma, según ha explicado el CEO, cada empleado puede llegar a realizar el 75% del trabajo de cualquier otro compañero o compañera de trabajo.
No aplicable a todos los sectores
Este modelo no está pensado para todo tipo de empleos. Funciona en profesiones del sector servicios, donde el teletrabajo y la gestión por objetivos son viables, como consultorías, agencias de marketing o empresas tecnológicas. Sin embargo, en sectores donde la presencia física es esencial —como la construcción, la hostelería o la industria— es difícil de aplicar. Lumen ofrece así un ejemplo de organización laboral basada en la autonomía y la confianza. Es una fórmula que no sirve para todas las empresas, pero que podría marcar el camino hacia nuevas formas de trabajar, más centradas en resultados que en horarios fijos.