Esta es la foto de la polémica. Refleja el estado en el que quedó la cara de la nadadora Mireia Belmonte al acabar el preolímpico en aguas bravas celebrado en Setúbal el pasado domingo.
Su novio, el piragüista olímpico Javier Hernanz subía la imagen a su Twitter denunciando técnicas antideportivas entre deportistas del mismo país, considerándola incluso sancionable.
Según el entrenador de Mireia, que estuvo presente en la prueba, quien le agredió fue otra española, la olímpica Erika Villaécija. Esta ha negado que el golpe fuera intencionado, ya que en pruebas como ésta los nadadores van muy juntos y se producen roces e impactos frecuentes, que no vio a Belmonte, y que estará dispuesta a llegar donde sea por limpiar su nombre.
El hecho de que Erika Villaécija consiguiera la única plaza española para los Juegos de Río en aguas abiertas al quedar decimocuarta en la prueba, Mireia quedó la número 28, no ha hecho sino alimentar las iras de los fans de Belmonte.
Ella misma ha quitado hierro al asunto, publicando tuits en los que habla de la dureza de las pruebas de aguas abiertas, con golpes fortuitos, y quiere creer que en su caso no hubo maldad, prevaleciendo el deporte limpio. Pero sea como sea, la polémica está servida.