Al ser humano le pueden afectar múltiples dependencias. Algunas de ellas son físicas, pero muchas otras son de carácter psicológico, y en consecuencia, por su naturaleza, son especialmente difíciles de detectar tanto por el propio paciente como por su entorno. Los colegios de psicólogos han emitido una alerta respecto al incremento de casos de dependencia emocional que han tratado en las consultas.

Este trastorno, sufrido tanto por mujeres como por hombres en grado y alcance similar, tiene un punto de partida común: el miedo a la soledad de las personas que lleva a muchas de ellas a establecer relaciones tóxicas en las que no son un igual con la pareja sino que existe una auténtica sumisión a los deseos y expectativas de esta, y una infravaloración personal que la sustenta. Otros elementos que inciden en el desarrollo de la dependencia emocional son la baja autoestima, o problemas de afectividad vividas en la infancia y que no han sido superadas en la madurez.

El trastorno de dependencia emocional que no se trata a tiempo genera personas incapaces de encontrar la felicidad, que repiten una y otra vez el patrón de relaciones dispares con todas sus parejas. Tal y com

o explican los psicólogos, es muy habitual que el afectado sea mínimamente consciente de su realidad, pero a pesar de ello, es incapaz de dejar de estar enganchado a esa relación y a esa persona.  Al mismo tiempo, el paciente se frustra ya que no obtiene esa exclusividad que aporta a la relación y genera nuevos patrones de autoanulación, llegando incluso a causar trastornos de personalidad.

Para los especialistas resulta extraordinariamente llamativo el círculo emocional en el que vive el dependiente: una y otra vez, el paciente busca un perfil concreto de pareja, alguien dominante, con un carácter fuerte, tendente al egoísmo y el egocentrismo; en los casos más graves, se trata de auténticas personas posesivas, déspotas que llegan incluso al maltrato físico con sus parejas.

La tecnología no ha venido sino a intensificar las vías por las que encontrar parejas acordes a sus expectativas a través de páginas de contacto como Wikicitas. En las nuevas tecnologías los afectados encuentran fórmulas para establecer nuevas relaciones dependientes.

Los psicólogos insisten en que en los últimos años han aumentado los casos de jóvenes que sufren dependencia emocional en unos grados preocupantes. El enganche o codependencia emocional que sufren estos pacientes se muestra en una necesidad muy amplia y continua de afecto. Desde los colectivos profesionales insisten en que es vital enseñar a las nuevas generaciones a valorar su libertad emocional y trabajar con ello cómo saber si eres dependiente emocional.

Los profesionales temen que si no se tratan a tiempo este tipo de trastornos, especialmente en los más jóvenes, seamos objeto de un importante repunte de los casos de malos tratos en personas de cada vez menos edad. Y es que los patrones de comportamiento son muy similares e igualmente peligrosos.

Superar la dependencia emocional

Para superar la dependencia emocional es fundamental trabajar la inteligencia emocional y la autonomía, recurriendo si fuera necesario a los servicios terapéuticos de psicólogos especializados en el tratamiento de estos trastornos psicológicos.

El primer paso es que el mismo afectado sea consciente del problema que arrastra en sus relaciones personales y para consigo mismo; y, por supuesto, que busque una solución. Lograr este primer estadio del tratamiento supone un paso de gigante para estas personas, ya que implica dejar a un lado las excusas más típicas como "La culpa es mía", "Él/Ella me quiere pero me lo demuestra as", etcétera.

Entre los agentes más implicados en la recuperación psicológica de los pacientes dependientes emocionalmente, está la familia. Su actitud tanto durante la relación como ya en la etapa de tratamiento puede resultar clave para que el afectado afronte el problema desde una nueva perspectiva.

Lo prioritario, insisten las asociaciones de psicólogos, es no convertirse nunca en agentes cómplices de estas relaciones patológicas. Una vez se ha accedido a asimilar una relación disfuncional como normal para el dependiente emocional, se pierde esa capacidad de presión para que reaccione. Ello no implica abandonar o cortar la relación con quien lo sufre, sino todo lo contrario: hacerle ver que la relación no es una situación equilibrada e igualitaria para ambos miembros.

Las terapias que aplican los psicólogos trabajan el autoestima del paciente y ayudan a los familiares a jugar ese papel de estabilizadores e impulsores de la recuperación que están llamados a ser: les acompañan a la terapia, impiden recaídas del paciente a través de cualquier contacto con la pareja, y lo apoyan de forma incondicional.