La resistencia a los antimicrobianos (RAM) es uno de los desafíos más importantes que tiene por delante la salud pública, pues puede acabar convirtiendo cualquier infección común en un riesgo grave. Cada año mueren en España unas 4.000 personas por este motivo, 35.000 en Europa, pero se calcula que en 2050 esta podría ser la principal causa de muerte, por encima de las enfermedades de corazón o el cáncer

El uso excesivo e inadecuado de estos medicamentos y las deficiencias en la prevención y el control de infecciones han hecho que los antibióticos perdieran efectividad, lo que hace necesario establecer estrategias que permitan afrontar este reto mundial.

Por ello, desde ECOEDES y Pfizer han desarrollado un decálogo de medidas dirigido a la ciudadanía, que contempla diferentes propuestas planteadas por más de una veintena de profesionales y entidades, basadas en un enfoque One Health, es decir, en la interrelación entre la salud humana, la de los animales y la del medio ambiente. Así, buscan no solo contener la amenaza actual, sino aportar una respuesta equitativa, articulada y sostenible a largo plazo que garantice la disponibilidad de tratamientos efectivos frente a infecciones resistentes, proteja a las generaciones futuras y preserve la eficacia de los antibióticos. 

"La medicina que conocemos depende, en gran medida, de nuestra capacidad para controlar a las bacterias", advierte Jeannette Bain, subdirectora de políticas públicas de ECODES, que precisa que "la resistencia antimicrobiana exige actuar desde todos los frentes: la prevención, la vigilancia, el uso responsable de antibióticos, la investigación y la inversión sostenida, entre otros". "Sólo entendiendo la interdependencia entre salud humana, animal y ambiental podremos responder con la rapidez y la contundencia que la situación requiere", subraya. 

Estas diez acciones prácticas permiten cuidar de la salud individual y de la colectiva, con el fin de que los antibióticos sigan siendo efectivos cuando los necesitemos.  

1. Vacunarse

Las vacunas consiguen disminuir las enfermedades prevenibles, lo que permite reducir el uso de antibióticos y selección de bacterias resistentes. "Existe un calendario de vacunación a lo largo de toda la vida desde el embarazo a las personas mayores, pasando por la infancia y la adolescencia, sin olvidar la importancia de los grupos de riesgo", expone Marisa Navarro, de la Asociación Española de Pediatría, que incide también en la importancia de la vacunación estacional frente a la gripe y la COVID, y en la inmunización frente a la bronquiolitis en los lactantes menores de 6 meses de edad.

2. Lavarse las manos con frecuencia

Es importante la higiene de manos, sobre todo, al estar en contacto con personas enfermas y mascotas. Se debe prestar especial atención a los periodos en los que aumentan los virus respiratorios como la gripe.

3. Usar medios de transporte no contaminantes

Hacer los desplazamientos en bicicleta o caminando contribuye a reducir la contaminación, que favorece la aparición de enfermedades respiratorias infecciosas, las cuales, en muchas ocasiones, requieren tratamiento antibiótico.

4. Cuidar la higiene alimentaria y del hogar

Mantener una correcta higiene cuando se manipulan alimentos permite reducir la contaminación  por bacterias peligrosas, causantes de infecciones para las que se necesitan antibióticos. Se aconseja conservar los alimentos a temperaturas seguras y manipularlos separando los crudos y los cocinados.

5. Mantener el hogar a una temperatura y humedad saludables

Conviene ventilar la casa diez minutos al día para reducir la concentración de Co2 y eliminar las partículas perjudiciales. Se recomienda también tener la calefacción en invierno entre 19 y 21 grados y el aire acondicionado en verano a 26. 

6. Hacer ejercicio, dormir bien y comer de forma saludable

Estos hábitos fortalecen el sistema inmunitario, lo que reduce las infecciones y, por tanto, la necesidad de tratamientos antibióticos. Es igual de importante cuidar la salud de la mascota y prestar atención a su alimentación. 

7. Evitar la automedicación

Nunca debemos tomar antibióticos sin prescripción médica. "Llevamos 30 años sin descubrir una familia nueva de antibióticos", advierte Bruno González, catedrático, director de la Unidad de Resistencia a los Antibióticos y asesor de la OMS, que recuerda que los antibióticos hospitalarios son de las mismas familias que los que usamos en la calle". "Usarlos inadecuadamente, hace a las bacterias resistentes a los antibióticos que deben salvarte la vida en el hospital", enfatiza. 

Asimismo, detalla que "debemos alegrarnos cuando el médico no nos prescribe un antibiótico, pues significa que nuestra infección no lo necesita, lo que nos permitirá  preservar nuestra microbiota sana, no generará bacterias resistentes y no las transmitiremos a nuestra familia y amigos". 

"Es común que los pacientes sugieran o te pidan directamente que les prescribas un antibiótico sin estar justificado, ya sea por desconocimiento, falta de información y o educación en este aspecto", reconoce, Juan Agustín Saturno, médico de familia.

8. No interrumpir los tratamientos con antibióticos

No completar los ciclos de antibiótico que nos pautan hace que las bacterias más débiles mueran, pero no las más fuertes, que pueden acabar multiplicándose y provocar que la infección reaparezca. Asimismo corremos el riesgo de diseminar estas bacterias a otras personas, a las mascotas y al medio ambiente. 

9.  Reducir el impacto ambiental al finalizar el tratamiento

Terminado el antibiótico, debemos desecharlo correctamente a través de los puntos SIGRE de las farmacias.

10. Consultar  siempre fuentes de información fiables

Los especialistas recalcan la importancia de consultar siempre con profesionales sanitarios y huir de  la información de las redes sociales, en muchos casos, no verificada y sin base científica.

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