Entre los comercios de Portugal existe la xenófoba tradición de colocar figuras de sapos en los escaparates para evitar así la entrada de gitanos en sus tiendas. Según la cultura cíngara, el batracio es un símbolo de mala suerte. Por tanto, comerciantes lusos usan a los sapos como medida disuasoria del pueblo gitano.

Uno de esos locales que ha protagonizado esta polémica ha sido un supermercado de la cadena Dia, en Portugal llamado Minipreço. Por ello, se han visto obligados a pedir perdón. Desde la empresa afirman que se han activado “los mecanismos internos de alerta y prevención para que situaciones similares no se repitan en ninguna de las 530 tiendas en territorio nacional" además de asegurar que "no tenemos conocimiento de una situación análoga".

Para combatir este ejercicio de racismo el movimiento Não Engolimos Sapos (no tragamos sapos) busca por todo Portugal comercios que coloquen sapos en sus escaparates. El diario El País, recoge las bases que el colectivo recoge en su Facebook: "El proyecto surge de la necesidad de abolir una práctica que intenta apartar a la comunidad gitana del acceso a bienes y servicios, basada en una creencia ancestral de esta minoría”. Además, se dice que "en el comercio local es habitual ver sapos en los escaparates con el único propósito de ahuyentar a la comunidad gitana. Con este proyecto pretendemos alertar de esta forma de racismo sutil que comúnmente es aceptado y raramente cuestionado o discutido por la sociedad mayoritaria".