La Dirección General de Tráfico (DGT) está ensayando nuevos métodos para reducir el número de accidentes en las carreteras y entre ellos destacan el pintado de carreteras con líneas verdes y la colocación de radares en cascada. ¿Pero en qué consisten estos proyectos pilotos?

La DGT firmó un convenio con la Junta de Castilla y León en 2016 con una serie de medidas para mejorar la seguridad viaria, como el pintado de líneas verdes en dos carreteras, la CL-615 (Palencia-Guardo) y la CL-613 (Palencia Sahagún). Se trata de dos vías largas rectas, con buena visibilidad y sin cambios de rasante, que incita a los conductores a sobrepasar los límites de velocidad establecidos.

Una medida aplicada en Suecia y Holanda

La DGT instaló en varias zonas de ambas carreteras las líneas verdes y radares, además de señalizarlo con imágenes para que quedara claro a los conductores. En países como Holanda o Suecia, donde se ha aplicado la medida, “se ha demostrado que las marcas de colores generan en los conductores la sensación de estrechamiento del carril para inducirles a moderar su velocidad".

Señal de la DGT líneas verdes y radar

Señal de la DGT con líneas verdes y radar. DGT

El objetivo es que el usuario asocie esas indicaciones con tramos de carreteras de velocidad controlada y en un futuro, cuando los conductores se hayan concienciado, “no sea necesaria la instalación de sistemas de control de velocidad, y se obtenga una carretera autoexplicativa", según se explicó en un comunicado, informa El Español.

El proyecto piloto en la carretera CL-613 ha conseguido reducir el número de víctimas mortales en un 63% y de heridos graves, en un 75%, mientras que en la CL-615, disminuyeron los fallecidos en un 59% y los heridos graves, en un 72%.

Imagen de carretera con líneas verdes en la calzada. La Sexta

Líneas verdes en la carretera. La Sexta

Radares en cascadas o cómo no reírse de los agentes de tráfico

La colocación de radares en cascada es otra de las iniciativas puestas en marcha por la DGT, en este caso en Navarra, durante la última Semana Santa.

Se trata de varios coches patrullas situados a lo largo de varios kilómetros y que pretenden sorprender a los conductores que cuando ven un control pegan un frenazo para no exceder la velocidad, pero que una vez pasados los agentes vuelven a pisar el acelerador.