Hugh Jackman vuelve a entonar y bailar en la ópera prima de Michael Gracey, un enérgico, desbordante y brillante biopic del polifacético y extravagante Phineas Taylor Barnum, al que el actor da vida y que, entre otras muchas cosas, fue un empresario circense que consiguió poner en pie lo que en su época se llamó ‘el mayor espectáculo de la tierra’.
Con guion de Jenny Bicks y Bill Condon, la película no pretende repasar al dedillo la vida de Taylor. Hay elipsis, la atención se focaliza en trazos capaces de construir al personaje. De una manera sincera, refleja sus sueños, nuestros sueños. La ilusión, la realización. La realidad, la ficción y su valor.
La estética y hasta el vitalista mensaje van, en cierto sentido, a contrapelo del cine comercial actual. La cinta es honesta, se aleja modas y convenciones ideológicas del presente, quizá con la excepción de sus referencias a nuestra falsa actitud. Con un punto kitsch y equilibrado, la imagen y la música logran darle un punto espectacular a la obra.