Leer no solo es bueno para ampliar vocabulario y expresividad, aprender experiencias, disfrutar de aventuras… Leer nos cambia el cerebro. Aumenta la densidad de la materia gris en áreas como el giro angular, que transforma las palabras escritas en un código auditivo, y el área de Wernicke y el área de Broca, que interpretan lo leído a partir del conocimiento propio.
Además, leyendo creamos procesos cognitivos codificando al mismo tiempo ortografía, semántica y fonología, y creamos imágenes mentales, para cuya elaboración mental se activan partes diferentes del cerebro, que también reaccionan a las palabras según el significado y las sensaciones que éste nos provoque.