En los últimos años se han disparado los casos de lo que se ha denominado 'fraude de la identidad sintética'. Esta estafa se basa en la creación de identidades nuevas y convincentes que combinan información real con otra falsa.

Este problema está afectando a muchas identidades del sector financiero, pero también a ciudadanos anónimos en nombre de quienes se llega, incluso, a pedir préstamos sin que lleguen a saberlo hasta mucho tiempo después. 

"Hoy en día cualquiera puede clonar, retocar o crear una imagen desde cero con tanto realismo que cuesta distinguir si es auténtica o falsa", subrayan desde GDS Link Modellica, especialistas en tecnología decisional y analítica para la gestión del riesgo crediticio, que recalcan también que "ya no es necesario robar físicamente un DNI o una tarjeta de crédito para cometer un fraude, porque lo que se hace es fabricar una nueva" En el mundo digital actual, la línea entre lo real y lo falso es cada vez más fina.

Bajo estos perfiles falsos,"totalmente creíbles", y a diferencia de lo que ocurre con la suplantación de identidad, los estafadores pueden realizar operaciones bancarias durante meses, e, incluso, años, sin levantar las más mínima sospecha. El fraude suele destaparse cuando la víctima recibe una llamada de cobro o cuando va a pedir un crédito. Los delincuentes suelen aprovechar información como la dirección, el número de teléfono o el número de la seguridad social. 

Según datos del Institute for Development and Research in Banking Technology, el fraude de identidad está experimentando un "crecimiento acelerado" y es "el delito financiero de mayor expansión", a lo que desde KnowledgeFlow Cybersafety Foundation, añaden que "más del 80% de todos los incidentes de fraude de identidad que se dan actualmente son de tipo sintético".  Esta estafa, recalcan desde GDS Link Modellica, supone "una amenaza silenciosa, real y creciente", que explota la vulnerabilidad financiera y reporta pérdidas millonarias a las entidades.

A nivel individual, para hacer fernte a esta amenaza, es funfamental proteger nuestra identidad digital, para lo que se recomienda no compartir información personal a través de webs o redes sociales que no sean seguras tales como dirección, teléfono o documentación; revisar de forma regular nuestros movimientos bancarios y el historial crediticio; y desconfiar de mensajes o llamadas sospechosas en las que nos soliciten datos personales.

En caso de que notemos algo que llame nuestra atención, como una carta de un banco del que no somos clientes, una factura que no es nuestra o una notificación de impago sin sentido, hay que actuar con rapidez y ponerlo en conocimiento de la policía.

A nivel empresarial, desde GDS Link Modellica, recomiendan el análisis en tiempo real, el monitoreo continuo, la detección de comportamiento de actividades fraudulentas, automatización de procesos y la eficiencia operativa. "La prevención no es una opción, sino una necesidad", insisten, a lo que añaden que para hacerlo es importante "implementar tecnologías y sistemas pioneros, que integren tecnologías integradas, inteligencia compartida y medidas proactivas en tiempo real".

"Ignorar este tipo de fraude no es solo una negligencia financiera, sino un fracaso estratégico con peligros demoledores, cuyas consecuencias van más allá de las pérdidas económicas inmediatas", advierten, citando otros daños como el perjuicio reputacional o la pérdida de credibilidad y confianza de los usuarios en el sistema digital.

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